La asociación vecinal La Capilla de Poreñu, en Villaviciosa, lleva más de una década trabajando en la recuperación de la cultura, las tradiciones, el patrimonio histórico y el entorno natural de la localidad. Un ejemplo de unión que contribuyó de forma determinante a que recibiera en 2017 el premio al Pueblo ejemplar de Asturias.

Una de las iniciativas de las que más orgullosos se sienten todos los integrantes de la comunidad es la muestra etnográfica, única en el concejo maliayés, que se exhibe en la sede de la antiguas escuelas y que recoge más de dos mil piezas de interés, símbolos de las antiguas formas de vida y de trabajo en los pueblos de Villaviciosa.

“Hace más de diez años, nos propusimos recuperar todo tipo de utensilios y objetos antiguos que estaban olvidados en los hórreos y desvanes de nuestras casas. Todo lo que hemos reunido ha sido aportado de forma altruista por los vecinos de los pueblos de la parroquia de Celada”, explica Loli Riva, presidenta del colectivo, quien destaca como esta muestra etnográfica “comenzó con mucha ilusión y con un millar de piezas, llegando en estos momentos al doble”. “Para nosotros son auténticas joyas del recuerdo de la vida campesina y del patrimonio rural asturiano”, añade Riva.

Varias piezas expuestas.

Entre los espacios que componen la exposición destacan las recreaciones de la casa tradicional de aldea. Hay un antiguo cuarto con salita, su cocina de carbón y el llar.

También se pueden observar objetos con más de un siglo de antigüedad, como es el caso de un escañu, arcas o una máquina de coser con manivela. Además, hay útiles de costura, una radio antigua, calderos de zinc, barreños o herramientas para hacer madreñas.

“En Poreñu, antiguamente, había varios madreñeros, medidores de leche –una mujer se encargaba de recogerla para llevarla el lechero– o una máquina para hacer chorizos, entre cientos de piezas más”, explica Riva, quien apunta también que desde la asociación se les puso el nombre en asturiano “con el que siempre se conocieron en Villaviciosa”.

“Con esta muestra queremos rendir un homenaje al tipo de vida de nuestros antepasados y recordar los trabajos a los que se dedicaban la mayoría de los vecinos de la parroquia”, destaca, por su lado, Isabel Lanzón, secretaria de la asociación. “En la exposición hay también recuerdos de la vestimenta rural, así como herramientas y útiles de labranza y del campo. Tenemos un rincón dedicado al mundo de la sidra, con curiosas corchadoras de botellas de diferentes estilos y muy antiguas”, añade Lanzón. Poreñu siempre tuvo, y así sigue siendo, mucha tradición de hacer sidra en casa.

“Hay que agradecer mucho la colaboración de los vecinos. Lo último que nos han entregaron son una gramola y una mantequera de más de cien años. Tesoros y recuerdos de la antigua vida rural, de sus hombres y mujeres”, subraya Lanzón sobre una muestra que se puede visitar una vez que la asociación recupera su actividad tras el covid. Será todos los fines de semana y festivos de doce a dos y de cuatro a ocho, con horarios especiales para grupos escolares y de adultos.