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Fabones de mayo de récord en Villaviciosa

Queti Crespo vende en la plaza de abastos vainas de hasta cincuenta centímetros: “Nunca me habían nacido tan enormes”

Luis Sánchez, adquiriendo fabes de mayo a Queti Camblor. | V. M.

Les fabes o fabones de mayo son de las legumbres más comunes durante este mes en las huertas asturianas. Un cultivo que ahora está en plena temporada y que, aunque su consumo ha decaído en los últimos años, en Villaviciosa sigue contando con una gran tradición gracias a su peculiar sabor. Además, en Llavares (Amandi), la cosecha está asombrando esta primavera por el gran tamaño de unas vainas que sobrepasan los cuarenta centímetros. Es algo que nunca le había ocurrido a Queti Crespo en los setenta años que lleva cultivando sus huertas de La Calabaza.

“Nunca me habían nacido unes fabones tan enormes. Medraron muchísimo. Las más tempranas midieron más de cuarenta centímetros y algunas hasta alcanzaron los cincuenta. Son de una variedad que me trajo una vecina de Cangas de Onís. Casi se podría decir que son gigantes”, explica una sorprendida Crespo, que vende su generosa cosecha en el mercado de la plaza de abastos de Villaviciosa.

Cosechera y buena cocinera, Queti Crespo afirma ser una “enamorada” del sabor de la faba de mayo. “En nuestra casa las preparamos guisadas, salteadas con jamón, en menestra o en crudo para ensalada. Recuerdo que, antiguamente, mi madre cocinaba hasta la caxina (vaina) tierna y que se comían cocidas”, apunta la cosechera, que también rememora como “mi güela hacía fabes blanques, patates y fabones, que daban un caldo negro muy sabroso. Y es que antes en los pueblos se aprovechaba todo”. Crespo también destaca lo saludable de una legumbre de la que se dice que tiene pocas calorías pero muchos nutrientes. “Tiene mucha fibra y dicen que también mucho hierro, más incluso que los arbeyos”, asegura.

Detalle del tamaño de las legumbres cosechadas en Amandi.

Luis Sánchez compró tres docenas de fabones en el puesto de Queti Crespo. Según explica, “mi profesión me deja mucho tiempo libre y en casa suelo cocinar muchos días. Me gusta comprar en la plaza de abastos los días de mercado porque los productos son sanos, naturales y, además, baratos. Compré las fabones porque también las compraba y cocinaba mi madre”, afirma este bombero de profesión, que da la receta de cómo las iba a preparar en el día por estar recién recogidas de la huerta y con un aspecto muy tierno. “Las hago a partir de una receta que mi madre llamaba a la asturiana, con un sofrito de cebolla, ajo, tomate, jamón y chorizo desmenuzado, un poco de pimentón para dar color y un chorro de vino blanco. Quedan buenísimas” , asegura Sánchez sobre un plato para hacer rápido y sin mayores complicaciones en casa

Queti Crespo, la vendedora más veterana de los puestos de la plaza de abastos, agotó los diez kilos que puso a la venta a un precio de dos euros el kilo. “A la gente le gustan y, aunque en esta época no se vende mucho, las fabones fue lo primero que terminé. Ahora están tierninas, muy bien para cocinar y muy ricas”, concluyó la cosechera.

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