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La protección del rey del río

El borrador del plan del salmón en el bajo Nalón-Narcea limita a 240 las capturas

La propuesta para regular la cuenca, del grupo de desarrollo rural y en exposición pública, garantiza “que se pueda seguir pescando en el futuro”

Salmón.

La conservación es lo que prima en el documento normativo que regirá el uso y gestión de los tramos bajos de los ríos Nalón y Narcea y sus afluentes con zonas salmoneras y que se encuentra en exposición pública tras ser elaborado por el grupo de desarrollo rural Bajo Nalón, con sede en Pravia. El conocido como Programa de Acciones Complementarias de la Unidad Homogénea Cuenca Salmonera Nalón-Narcea estima, según cálculos de algoritmos matemáticos, que debe existir una entrada mínima de 740 salmones al año por la desembocadura para permitir la pesca que se establece un máximo de 240 capturas por temporada. “Aún siendo el mejor río salmonero al sur de Europa, pretendemos establecer un sistema de gestión que nos siga permitiendo la pesca en diferentes estilos”, señala el gerente del grupo “Bajo Nalón”, Juan Lázaro.

El programa está sujeto a próximas modificaciones y será enriquecido por los pescadores y agentes sociales mediante reuniones a lo largo del mes de junio para tramitar su posterior aprobación en el Consejo Regional de Pesca. Se trata, a grandes rasgos, de un documento normativo, de obligada redacción, como los que regulan los espacios protegidos como son los parques naturales. El programa, que se basa en un amplio estudio biológico sobre la especie, su hábitat, análisis sobre las condiciones de los ríos y la calidad de las aguas, entre otros, atañe al tramo bajo de la cuenca desde el embalse de Calabazos (Tineo), en el Narcea, y desde la presa de El Furacón, en el caso del Nalón. También sus afluentes salmoneros como el Cubia, Pigüeña, Arangüín o Nonaya.

Condiciones concretas

“Es muy importante que la gestión sea diferente en cada cuenca porque cada una tiene unas condiciones concretas, no es algo que se pueda extrapolar”, estima Lázaro.

La limitación de capturas anuales restringe la pesca pero el gerente del grupo defiende que es la única solución para conservar y ampliar las poblaciones salmoneras, que están en declive en los últimos años afectadas no solo por la pesca, sino, entre otros, por depredadores como el cormorán, una denuncia habitual de los pescadores.

El documento también propone incrementar el área mojada de la cuenca, donde los salmones desovan y viven, ejecutando mejoras en el cauce y actuando sobre las escalas de los afluentes, que impiden a los ejemplares remontar río arriba. “El texto final tendrá aportaciones de los agentes implicados en la cuenca para que se mejore desde el propio territorio teniendo en cuenta que queremos unos ríos con futuro mientras que en otros solo tienen pasado y se resisten a aceptar la realidad”, concluye.

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