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Nava prepara la gran casa de la sidra

La fundación que rige el equipamiento impulsa la modernización de contenidos sin desatender los elementos etnográficos

Antonio Pérez de la Monja escancia un culete en un acto de la Cofradía de los Siceratores en el Museo de la Sidra de Asturias, con sede en Nava. | Luisma Murias

La Fundación de la Sidra, el organismo que rige el museo sobre la bebida regional que abre sus puertas desde hace un cuarto de siglo en Nava, ha iniciado los trámites para la contratación de un nuevo director, cargo que está vacante desde que Elías Carrocera presentara la dimisión hace ahora ocho años. Su sucesor será el encargado de capitanear el proceso de reactivación del centro, necesitado de un revulsivo en materia de organización y fondos que le permita superar de forma holgada la crisis que le tuvo al borde del cierre y que, además, le consolide como principal referente del sector en un momento en el que la cultura sidrera asturiana tiene el camino libre para convertirse en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco.

El nuevo director podrá dejar su impronta personal en la gestión del museo, pero la hoja de ruta para los próximos años está marcada en un plan estratégico realizado por Fernando Méndez-Navia, de la consultora Dex. Entre sus objetivos figura lograr un incremento del veinte por ciento de visitantes en el segundo ejercicio de aplicación del programa, y del quince por ciento en el tercero. El gasto total sería de 875.000 euros.

Una de las actuaciones que más urgen en el museo, y uno de las primeros retos que deberá afrontar el nuevo director, pasa por actualizar una exposición que apenas ha cambiado en los últimos veinticinco años. El plan estratégico aboga, principalmente, por incrementar la interactividad del equipamiento, de forma que resulte más atractivo para los niños. Se trataría de “modernizar los elementos expositivos, sin desatender los etnográficos, la tradición y la cultura de la elaboración y el consumo de sidra”. Además, también plantea incorporar medidas que motiven la repetición de la visita, generando la actividad necesaria, entre otras cuestiones, para convertir al museo en un referente de la gastronomía ligada a la sidra.

Más patronos

Entre los retos que se marca el Museo de la Sidra de Asturias para la etapa que se abre con la incorporación del nuevo director figura la ampliación la fundación que lo rige, dando entrada a un mayor número de municipios, consejo regulador de la Denominación de Origen Protegida (Dop), cosecheros de Campoastur, Universidad de Oviedo y otras organizaciones del ámbito turístico y hostelero. “Una posibilidad sería establecer sistemas rotatorios de participación en el patronato para patronos que no realicen aportaciones económicas. La propuesta de crear un consejo asesor con menores funciones estatutarias sería una forma de ampliar esa participación sin alterar las previsiones de los estatutos”, plantea el documento estratégico, en el que también se propone la puesta en marcha de una asociación de amigos del museo, cuyos miembros disfrutarían de algún tipo de ventajas.

El diagnóstico sobre la situación actual de equipamiento ha detectado que una de sus principales debilidades es la precariedad de sus relaciones y colaboraciones con otras instituciones, entidades y empresas, tanto del sector de la sidra como de otros próximos. Los autores del plan estratégico estiman que acabar con esta situación va a ser una de las “principales tareas” a acometer por la nueva dirección, sobre la base de que “la colaboración con otros sectores, instituciones, entidades y empresas es fundamental para el cumplimiento de la misión y la visión del museo y para alcanzar sus objetivos tanto en incremento de visitas como en funciones relacionadas con la protección y difusión de la cultura de la sidra, para convertirse en la casa de la sidra”.

Aún más, la hoja de ruta que recibirá el nuevo director para los tres próximos años recoge que también resulta prioritario para el museo “estrechar la colaboración con el sector sidrero, de modo que sea espacio de encuentro para productores, llagareros, hosteleros, escanciadores y, en general, amantes de la sidra de dentro y fuera de Asturias “. De forma paralela, también se considera necesario reforzar la función del centro como recurso turístico, “que es la más reconocida del museo y, quizás, la que más ha sufrido en los últimos años, reflejada en la reducción del número de visitantes”.

“Las colaboraciones del museo con entidades y empresas del sector turístico han sido escasas, algo que debe corregirse”, subraya el plan estratégico, que emplaza a que el equipamiento “participe activamente en actuaciones que refuercen el uso turístico de la sidra”, citando como ejemplo de ello la iniciativa SidraTurismo, lanzada conjuntamente por el consejo regulador de la Dop y el Cluster de Turismo Rural de Asturias.

Apoyo a la investigación y más promoción, entre las asignaturas pendientes de la instalación


Además de recuperar visitantes y de convertirse en el epicentro de todo cuanto tenga que ver con el sector en sus múltiples variantes, el proceso de modernización del Museo de la Sidra de Asturias, con sede en Nava, es consolidarse como referencia indispensable para la investigación sobre la cultura y la historia de la bebida regional. Se trata de un objetivo que se encuentra íntimamente ligado a la candidatura ante la Unesco para Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Aunque está recogida expresamente en sus estatutos, el plan estratégico del equipamiento que maneja la Fundación de la Sidra, y que será entregado al nuevo director del equipamiento, reconoce que “la función de salvaguarda y promoción de la cultura y el patrimonio de la sidra ha quedado un tanto oscurecida, sobre todo en los últimos tiempos, principalmente a causa de la falta de recursos económicos y humanos, si bien el museo ha seguido prestando su apoyo a buen número de iniciativas que han utilizado sus instalaciones y recursos para la investigación, la presentación o la exposición de sus trabajos”. Entre las debilidades a potenciar también se ha detectado la escasa comunicación y promoción, tanto por la precariedad de los materiales como por el escaso presupuesto. “Reforzar la comunicación y promoción del museo es absolutamente fundamental para reposicionarlo y hacerlo más visible como atracción turística. Por supuesto, la promoción y la comunicación tienen que estar respaldadas por la mejora de la instalación, porque, en otro caso, puede producir el efecto contrario”, subraya la hoja de la “casa de la sidra” para los próximos años.

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