Los vecinos de Noreña disfrutaron por todo lo alto de la comida campestre de las fiestas del Ecce Homo de Noreña, que tuvo lugar en el parque de Los Riegos. Asistieron numerosos grupos de familias y amigos compartiendo mesa y mantel en una de las jornadas más queridas por los noreñenses. Era una fecha especial. La jira regresaba tras dos años sin celebraciones festivas a cuenta de la pandemia y, además, el tiempo brindó a la Villa Condal un cielo despejado y con buena temperatura.

La Sociedad Noreñense de Festejos (SONOFE) repartió 1.300 bollos preñaos, más veinte elaborados con harina sin gluten para celíacos, con su correspondiente botella de vino, que se sumaron a las múltiples y variadas elaboraciones que portaron los vecinos. No faltaron las tortillas ni la empanada. En la romería, que estuvo amenizada con música de gaita y tambor, las sombras de los árboles estuvieron muy cotizadas debido al soleado día. "Había ganas de fiesta y con el día que hace mucho mejor", comentó Amparo García.