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La comarca de Grado se vuelca con Todos los Santos: «Te mueres cuando te olvidan»

Los cementerios se llenan en una celebración que deja buenas ventas en las floristerías locales, que estuvieron "a tope"

Carmen María Cuendias, junto a su hija Carmela Álvarez Cuendias, enciende una vela en recuerdo de sus seres queridos en el cementerio municipal de Grado, ayer. | S. Arias

Una vela hecha a mano con flores de goma eva, diseñada con el cariño de una hija que perdió a su padre poco antes de hacer la primera comunión, y que le recuerda de diferentes formas cada día. Ayer, día de Todos los Santos, el recuerdo del padre de Carmen María Cuendias se convirtió en llama de su cirio y, junto a su hija, Carmela Álvarez, la colocó con mimo en la tumba donde está enterrado, en el cementerio municipal de Grado. Todo en una mañana gris, en la que el sol quiso salir para dar calor a todas las personas que ayer acudieron a los diferentes cementerios a recordar a sus muertos y mantener viva la llama de la memoria.

"Me acuerdo de él todos los días pero me gusta venir este día con ella para recordarlo. Hicimos la vela y siempre le cuento que él era muy gracioso y que siempre tenía una sonrisa en la cara", comenta Cuendias tras encender el cirio en el camposanto moscón, donde hubo movimiento durante toda la jornada. Flores y velas adornaban las tumbas y panteones, decorados para la ocasión. Muchos daban lustre a los enterramientos con agua y jabón. En esas estaba Lucía López Fuertes junto a su hijo, José Juan Iglesias, y la novia de este, Mariona Ibáñez. "Venir hoy es una tradición aunque yo soy de los que vienen los 365 días del año. Es como cuando ibas a casa a tomar un café con ellos, ahora vengo aquí y salgo siempre en paz", señala.

Oficio de Todos los Santos, ayer, en el cementerio medieval de Bandujo, en Proaza. | R. S. A.

López espera que su descendiente continúe la tradición de Todos los Santos cuando ella ya no esté "porque es algo familiar, algo que sientes. Porque, aunque creo que no hay nada, siempre te queda la cosa de que algo sí hay". Además, la festividad trae consigo los dulces tradicionales de estas fechas con los que rememorar anécdotas de los familiares fallecidos con un café o un chocolate. "Unos buñuelinos y una bandeja de huesos de santo nunca faltan hoy", apunta Cristina Fernández en el cementerio moscón.

Tampoco faltó a su cita con sus antepasados en el concejo Carmen Castro, vecina de Gijón, quien tiene en esta una jornada un itinerario fijo de visitas. "Voy a Gijón, vengo a Grado y también voy a Valdés, que soy de Arcallana. Lo hago todos los años porque es una tradición con la que mantener viva la memoria de los que ya no están", dice.

Así lo observa también Verónica López mientras deja niquelada la tumba y el nicho donde descansan los restos mortales de sus familiares. Opina que uno no se muere si se le recuerda: "Te mueres cuando te olvidan. Nosotros venimos durante todo el año porque, aunque se fueron de con nosotros, permanecen en nuestro corazón y nuestra memoria. Por eso me da pena las tumbas que están olvidadas, que no tienen nada".

Eso no les pasa a los familiares fallecidos de Josefa García, quien mantiene las tumbas impecables durante todo el año. Ayer, tenía todas las flores y velas preparadas para repartir "como forma de mantenerlos presentes. Es lo más que hay, poder recordarlos, y que hoy no falté".

Lucía López Fuertes, Mariona Ibáñez y José Juan Iglesias, ayer, tras dejar como una patena la tumba familiar en el cementerio de Grado. | S. Arias

El cementerio lucía florecido por Todos los Santos. Una imagen que refleja la "buena" campaña que han hecho en las floristerías de la comarca, donde desde la pasada semana los encargos son constantes "porque las misas de los pueblos son días antes y en la zona rural es una tradición que sigue con mucho arraigo", indica Mónica Tahoces, propietaria de un negocio de flores en la villa moscona. Está "muy contenta" con el resultado de las ventas en una festividad que, debido al contexto generalizado de crisis, se preveía a la baja. "Esta campaña nunca defrauda, pero pensé que iba a estar un poco parada, por eso mantuve más o menos los precios. Estuvimos a tope. Incluso tuve que decir que no a encargos", explica Tahoces, quien lleva varios días sin dormir a cuenta de la cantidad de trabajo.

"En la zona rural empiezan días antes las misas y el trabajo va más repartido"

Lo que sí advirtió el sector a lo largo de estos días es que los clientes ajustaron algo más este año el presupuesto. Con todo, ha sido una satisfactoria campaña de Todos los Santos. "Algo se notó pero bien, no hay queja", detalla Mari Fe Suárez, floristera de Grado, tras varias duras jornadas laborales. Lo que sí ve esta profesional es que las ventas fueron estuvieron más distribuidas en el tiempo que en años anteriores, con mucho empuje desde los pueblos de la zona rural, "donde empiezan días antes las misas y el trabajo va más repartido".

Mónica y Cristina Tahoces, ayer, en su floristería de Grado. | S. Arias

Una de esas localidades que se adelanta en el calendario al 1 de noviembre es Bandujo, en Proaza, donde tienen una singular manera de celebrar la festividad de Todos los Santos. El pueblo, de origen medieval, cuenta con un cementerio de esa época, que pasa por ser uno de los más bonitos y curiosos de Asturias. Solo hay 27 tumbas de tierra y ninguna tiene propietario. Pertenecen a Bandujo y en ellas se entierran los del lugar y los del cercano Falgueras.

Para recordar a los fallecidos en el Día de Difuntos, los vecinos decoran con flores de colores los enterramientos, protegidos perimetralmente por un antiguo muro de piedra. Los habitantes de Bandujo se encargan de dejar el camposanto listo para la celebración, que tuvo lugar el pasado lunes. El sacerdote, Rafael Giménez, realizó un oficio religioso que incluyó la bendición de las 27 tumbas.

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