"El Quijote" de las escuelas indianas de Sama: así es la decoración única del antiguo centro escolar moscón

Las antiguas escuelas de Sama de Grado tienen hoy múltiples usos, como sede del museo etnográfico, del consultorio médico y también como centro de reunión vecinal de la localidad. Pero no solo es un lugar emblemático por ser punto neurálgico de este hermoso pueblo moscón. Lo es por muchos motivos. Y uno de los más destacados por tratarse de una edificación que cuenta con una decoración única en Asturias en un equipamiento de este tipo: los azulejos que representan diferentes episodios de "Don Quijote de la Mancha". "Tanto los soportales como los pasillos se construyeron con un zócalo de azulejos azules de 1,72 metros de altura, con un friso en doble fila en el que están representadas varias escenas de esta obra maestra de Miguel de Cervantes (139 azulejos) elaborados en la localidad sevillana de Triana, que alternan con dichos y refranes (144 azulejos)", explica el panel informativo del Ayuntamiento colocado en el exterior de la construcción.

El centro escolar fue una muestra más de la aportación que entre 1870 y 1936 hicieron los indianos que había logrado fortuna en América para el desarrollo de obras o centros educativos en Asturias. De hecho, en el exterior hay un busto dedicado al indiano Adolfo Prieto Álvarez, nacido en 1867 en el Palacio de las Vallinas de Sama e impulsor de estas escuelas. "El proyecto fue encargado en Madrid al arquitecto José Fonseca y está fechado el 16 de abril de 1930. Las obras finalizaron en 1932, aunque la escuela permanecería inactiva hasta 1938", se lee en la información municipal sobre las escuelas.

Pero, ¿cómo acabaron unos azulejos sobre el "Quijote" en este centro? Hay un libro dedicado a analizar en exclusiva este caso. Y aunque son varias las motivaciones que pudieron darse, se destaca que esta gran obra suscitaba "un gran interés para el mundo de la educación", entendiendo que era adecuada para enseñar valores a la juventud.

Estas escuelas de Sama hablan a través de sus azulejos del "Quijote", pero el edificio cuenta muchas más historias, difíciles de resumir en pocas líneas. Entre ellas, la del propio indiano promotor, no muy feliz en algunos aspectos: el Grupo Escolar María Josefa, como se bautizó al centro, dedicaba su nombre a una hija del hombre, fallecida a muy temprana edad.

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