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El museo etnográfico del palacio de Fontela, en Grado, toma cuerpo: así será la exposición de instrumentos de la colección de Felipe Rubial

La muestra incluirá un centenar de acordeones, concertinas, bandeones y otras piezas de soplado con lengüeta libre, como las armónicas

Felipe Rubial en su taller de reparación de acordeones en Grado. Sara Arias

La colección de acordeones de Felipe Rubial salió este miércoles rumbo al palacio de Fontela, donde será expuesta dentro de la nueva sede del Museo Etnográfico y de Historia de Grado, equipamiento que abrirá este año y que estará dedicado al comercio, el mercado, la industria y la cultura de la villa moscona. Se trata de un centenar de acordeones, concertinas, bandeones y otras piezas de soplado con lengüeta libre, como las armónicas, con las que se repasa la historia de este instrumento, del que se mostrarán algunas de las creaciones más curiosas y significativas como un "shruti" de la India o un acordeón diatónico tipo "club", de 1930, que solían llevar los soldados del ejército nazi. La exposición es posible gracias a la cesión gratuita temporal del conjunto musical que realiza este berciano afincado en Grado desde hace cuatro décadas.

"Es una manera de devolver todo lo que me dio Grado, todo el cariño que me han dado estos años y que hace que me sienta de aquí. Además, mis hijos son de aquí y eso es algo fundamental. Pero también para ayudar a empujar esta villa y concejo con esfuerzo y optimismo", señala Rubial, que es natural de Toreno, en León. Lleva más de un año preparando todas las piezas en su taller de la calle Eulogio Díaz Miranda, donde restaura con mimo todos los instrumentos creando, incluso, piezas nuevas en caso de que no haya repuestos. "Tengo que ser autosuficiente", dice.

"Hay piezas que no sé cómo las sacamos adelante, porque las cogías en la mano y se rompían. Hay que procurar que el acordeón mantenga el espíritu, hacerlo todo nuevo es un error, no se le debe quitar el alma de los que lo hicieron", añade Rubial. En su espacio de trabajo, donde está todo muy ordenado en cajas clasificadas y estanterías de pared, tiene herramientas de todo tipo, incluso material de joyero, porque trabaja desde la madera y el metal al cuero, fuelles o tela. "Es apasionante", remarca.

Todas esas horas de trabajo han resultado para bien, porque asegura que se ha conseguido una colección "muy digna" y representativa de todas las familias de instrumentos de lengüetería mecánica libre. De hecho, Rubial decidió cederla a Grado pese al interés de otros museos y ayuntamientos en mostrar al público su variada colección. Entre el centenar de piezas que llegarán al palacio Fontela se encuentran algunos acordeones "únicos" como un "Angelo Parnelli" de Cremona (Italia). "Es un modelo muy raro porque la posición de la mano izquierda al tocar se coloca abajo", explica.

También se podrá disfrutar del primer bandoneón que compró allá por 2002 y que le valió 500 euros. "Este es fundamental, no podía faltar. Además, es una pieza importante, de 1933, un doble A que llaman los argentinos por el nombre del fabricante, Alfred Arnold", detalla. Y no faltarán instrumentos de Asia, donde se inventó este instrumento, con ejemplos de China o Vietnam. "También habrá muchos rusos y uno que está fabricado en Estados Unidos y ganó un premio en la Exposición de París de 1900, con unos colores muy alegres", anuncia el coleccionista. Todo ello sin olvidar un armonio de pedales, al que ayer mismo le colocó el atril de madera que ha hecho desde cero.

En su taller pasa horas cuidando y preservando decenas de acordeones. Una pasión que comenzó con el milenio, cuando llevaba a su hijo Javier a la escuela de música. "Ya en la niñez era un instrumento que me acompañó en el valle del Sil, pero la verdad es que comienza todo en Grado. "Al acompañar a mi hijo vi a un profesor con un acordeón diatónico y me llamó la atención lo guapo que era ", recuerda. Dos décadas de dedicación entre libros y vídeos, con los que Rubial aprendió a hacer desde una tecla a una falsa esquina cromada en los ratos libres que le dejaban sus ocupaciones familiares y su trabajo como experto docente en Formación Profesional del Servicio Público de Empleo Estatal (INEM). "A mi mujer, Margarita, le tenía que esconder los acordeones al principio, pero cuando ya tenía cinco u ocho era difícil", comenta riendo.

La colección se comenzará a colocar en las estanterías que se han diseñado para albergar las piezas como exposición permanente de la nueva sede del Museo Etnográfico. Un proyecto que tiene a Rubial "entusiasmado". "Ya empieza el traslado, pero lo voy a tener cerrado a cal y canto, nadie podrá verlo hasta que se inaugure". Tiene muchas ideas para seguir potenciando el conjunto musical con añadidos didácticos para que el público se vaya con una idea clara sobre la historia y tipos de instrumentos de esta familia. En esa línea, proyecta crear una especie de teclado con distintas lengüetas para que los visitantes reproduzcan los sonidos más característicos de los acordeones al hacerlas vibrar.

Mientras la muestra se instala en el Fontela, Rubial seguirá trabajando en su taller con mimo y pasión para que la colección continúe creciendo y mejorando. Ya tiene ideas para abrir su taller al público y que todo el mundo pueda conocer el proceso de restauración de estos instrumentos, que llegan ya al palacio de Fontela para potenciar la oferta cultural de Grado gracias a la generosidad de uno de sus vecinos.

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