Hipólito Gómez de las Roces, el naveto Poli que fundó el Partido Aragonés Regionalista (PAR) y fue presidente de su esa comunidad autónoma entre 1987 y 1991, ha alcanzado los noventa años de edad con el reconocimiento general de haber sido una de las figuras políticas más relevantes y respetadas de la democracia en su tierra de adopción. Para comprobarlo, basta con echar un vistazo a los artículos sobre su trayectoria que se han incluido en un libro de homenaje publicado recientemente y en el que, entre otras personalidades, participan el actual alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón (PP), y el socialista Marcelino Iglesias, también expresidente autonómico.

La figura de Gómez de las Roces, retirado desde hace años de la política y de su desempeño profesional como abogado del Estado, también se agranda en estos momentos por la gravísima crisis interna que vive el PAR y que podría conducir, incluso, a su desaparición en el corto plazo. Encabezada por el naveto, la formación regionalista obtuvo 180.000 votos en las elecciones de 1987, tras las que De las Roces fue investido presidente con el apoyo de Alianza Popular (AP). En los últimos comicios autonómicos el PAR se quedó en 33.978 sufragios, si bien sus tres parlamentarios acabaron resultando claves para la constitución del gobierno cuatripartito que preside el socialista Javier Lambán y en el que también se integran Podemos y la Chunta. 

Aunque «Aragonés por elección», como se titula el libro de homenaje por sus 90 años, Gómez de las Roces siempre se ha considerado naveto y presume de sus orígenes en la villa de la sidra, a la que ha dedicado más de un artículo periodístico «Es mi pueblo», reconocía con un punto de nostalgia en una conversación que mantuvo con LA NUEVA ESPAÑA en diciembre de 2013 y en la que repasó unos recuerdos de niñez marcados por la Revolución de Octubre de 1934 y la Guerra Civil. En la memoria le ha quedado grabado aquel momento en que la familia dejaba Nava cuando era todavía un niño. Un hombre «llamado Eusebio» se le acercó y le regaló unos higos.

Dos años antes, concretamente en la noche del 5 de octubre de 1934, recién prendida la mecha de la revolución en las comarcas mineras, un grupo de socialistas del que formaba parte Honorio Díaz trató de tomar por las armas el cuartel de la Guardia Civil de Nava, a cuyo frente estaba Patricio Gómez, padre de Hipólito, el pequeño de cinco hermanos que tenía dos años cuando se produjo el enfrentamiento. Nadie podía imaginar entonces que, décadas después, daría lugar al símbolo naveto de la reconciliación democrática entre los españoles. Y es que, ya como presidente de Aragón y acompañado de su esposa Consuelo, De las Roces regresó a su añorada Nava el 6 de mayo de 1988. A la sombra de Peña Mayor y antes de disfrutar de una espicha con amigos y responsables de los gobiernos municipal y regional, Poli visitó el antiguo cuartel que defendió su padre y allí mismo se fundió en un simbólico abrazo con Honorio Díaz, el otrora líder revolucionario. «Fue el tercer día más feliz de mi vida tras la jornada en la que llevé al agua para beber a seis pueblos de Los Monegros y la que pude acceder al camarín de la Virgen del Pilar», reconoció con emoción el hijo del sargento Patricio, fusilado en Gijón al poco de iniciarse la contienda civil. 

Hipólito Gómez de las Roces. LNE

Nacido en Saús (Siero), Honorio fue consejero de Agricultura, Ganadería y Montes en el gobierno preautonómico presidido por el también socialista Rafael Fernández. Posteriormente, logró acta de senador en las legislaturas de 1979 y 1982.

Con el paso del tiempo, y ya con Nava convertida en un recuerdo de la infancia, Hipólito Gómez obtuvo la licenciatura en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, ingresó en el Cuerpo Jurídico Militar y trabajó como abogado del Estado. Afincado en la capital aragonesa, inició su actividad política muy poco antes de la muerte de Franco, ostentado la presidencia de la Diputación Provincial de Zaragoza del 29 de marzo de 1974 al 28 de enero de 1976 y del 8 de febrero de 1976 al 21 de abril de 1977. 

Diputado

Hombre moderado y dialogante, Gómez cerró esa primera etapa en la política regional en 1977, año en que llegó al Congreso de los Diputados como cabeza de cartel de la Candidatura Aragonesa Independiente de Centro. En diciembre de ese mismo año fundó el Partido Aragonés Regionalista (PAR), formación en la que milita desde entonces y que presidió hasta 1987. Fue reelegido como parlamentario en los comicios de 1979, 1982 y 1986. En 1987 renunció a su escaño para incorporarse a las Cortes de Aragón como diputado electo.

Durante su paso por el Congreso, el naveto formó parte de la comisión parlamentaria que analizó la Constitución de 1978, destacando su defensa de la unidad de España desde el regionalismo y un expreso rechazo al término nacionalidad. «Sólo si queremos que España subsista merece la pena seguir aquí. España no debe estar en la discusión. España se da por supuesta, o aquí no estamos haciendo más que perder el tiempo», afirmó el 9 de mayo de 1978. A su juicio, la Carta Magna masivamente apoyada por los ciudadanos «ha permitido que España viva los mejores años de su historia contemporánea» y posibilitado «la reconciliación» que él escenificó en el abrazo con Honorio.

Con el apoyo de AP y la abstención del CDS de Adolfo Suárez, Gómez de las Roces fue elegido presidente de Aragón el 3 de agosto de 1987 y permaneció en el cargo hasta el 12 de julio de 1991. La última vez conocida que estuvo en Nava fue el 22 de agosto de 1996 para el entierro de su madre, Alicia de la Roza, que había muerto pocos días antes en Madrid. En el camposanto local descansa junto a una de sus hijas, fallecida en los primeros años treinta del pasado siglo, cuando la familia residía en la villa.

Orgulloso de ser naveto, algo que siempre ha llevado a gala, Hipólito Gómez de la Serna no tiene ningún reconocimiento oficial en el que considera y siente como su pueblo.