El patrimonio femenino de la sidra brilla en la gala solidaria de Trabanco: "Es necesario darles el reconocimiento que se merecen"
Ángeles Alicia Peón, Elisa Gión, Anita Silva, Lorena Hernández y la periodista Irene Alonso del Río, homenajeadas en Sariego por su aportación al sector

Ángel González

La sidra asturiana, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, es también patrimonio femenino, engrandecido por la labor de muchas mujeres que han dedicado sus vidas a un trabajo no siempre reconocido. Con el objetivo, precisamente, de agradecer públicamente los desvelos de estas mujeres el llagar Trabanco lleva ya siete ediciones de su gala "Madres de la Sidra". Como explica Yolanda Trabanco, "yo misma lo viví con mi madre, con mi abuela y mis tías. Es necesario darles el reconocimiento que se merecen, porque de ellas sigue siendo en buena medida la labor de cuidado y gracias a ellas también pudieron crecer los negocios relacionados con la sidra".
Con esa premisa subieron al escenario para recibir sus premios cinco mujeres valientes, esforzadas y ejemplo para las nuevas generaciones. Como es el caso de Ángeles Alicia Peón Solares, cosechera de Villaviciosa que ayer aseguraba que este galardón es "una grandeza, porque nunca tuve un detalle tan importante". "Nunca nos reconoció hasta ahora", indicaba, antes de recordar cómo "llevo toda la vida, desde los 14 años, luchando con animales tras morir mi padre, después cogiendo mucha manzana. Tenía dos hijos y la vida de casa".
Como ella, Elisa Gión Pérez también bregó lo suyo, primero como emigrante en Suiza y a la vuelta con su marido, un gallego al que conoció en Centroeuropa y con el que se lanzó al mundo de la hostelería. Primero con La Gaviota y después con la Sidrería Jorge de Puerto de Vega, con 30 años de trabajo en el sector. "Primero tuvimos vacas, y después el bar, aunque ya llevo un tiempo jubilada. Es un trabajo muy sacrificado, se trabaja todos los días, año tras año, sin vacaciones y sin días de descansos", recuerda. Como cocinera fue bien conocida por su merluza a la sidra "y también paellas, mariscos y carne, un poco de todo".

Así fue la gala solidaria de Trabanco (en imágenes) / Ángel González
Lorena Hernández Cejudo también sabe bien lo que es estar entre fogones, con largos años de trabajo en muchas sidrerías. "No me creía que me fueran a dar este premio, como ves que es algo que haces todos los días, no crees que es algo que tengan que reconocer", señalaba con humildad. De cocinera pasó a sala, con su propio negocio de hostelería. En la sidrería "Urbiés 7más2" de Gijón ha asumido un cambio de papel porque "mi pareja es cocinero, y él se encarga ahora". "Al principio pensaba que yo echar un culete, ni de broma, y ahora la verdad que se me da bien", afirma entre risas. Es su hija la que estudia cocina, con lo que el relevo generacional está asegurado.
Una continuidad que también está fija en el caso de Anita Silva, que abrió la Sidrería El Llagar en Madrid en 1989, tras un suceso que la marcó. "Tuve un hijo que nació con problemas y a los 16 años falleció", así que decidió remangarse con 49 años para "empezar a trabajar para espantar la depresión; teníamos un local comercial comprado y mi hija Covadonga me animó a ello. Reviví", contaba ayer emocionada, tras una vida de grandes esfuerzos que ahora continúa su hija. "Estaba estudiando y ayudaba, empezamos juntas. Un profesor de la carrera me tuvo que ayudar a pedir el crédito hace 36 años. Luego crecimos, abrimos un local más amplio y también con cocina asturiana. Ahora mis dos hijas, Paula y Cova, están colaborando, y dentro de un mes abrimos un nuevo proyecto, también con cocina asturiana y sidra. Paula estudió Gastronomía y Cova es psicóloga, pero nos ayuda con las reservas, los eventos, las espichas y los catering", relata. Y Anita, aunque jubilada, sigue haciendo el arroz con leche: "El de Madrid no sabe como el mío".
La gala también reconoció la labor de la periodista Irene Alonso del Río, madre de dos niños con distrofia de cinturas, Olaya y Lucas, que ayer la acompañaron a recoger el premio en uno de los momentos más emocionantes de la noche. "Soy sidrera, nací en Frankfurt y no sabes la alegría que llevé al encontrar allí sidra asturiana", apuntaba antes de la entrega. Trabanco ha querido reconocer su labor de divulgación de las enfermedades raras como la que le ha tocado vivir. Ella, por su parte, habló de "la suerte de haber podido cuidar y llevar una vida laboral plena", y de la necesidad de visibilizar a "todas esas mujeres que viven una maternidad diferente, con enfermedades raras, sin diagnóstico o con discapacidad". "No puede ser que sólo se las vea el día de las enfermedades raras; hoy es por ellas"; subrayó.
Al acto también asistieron la vicepresidenta del Principado, Gimena Llamedo; la viceconsejera de Turismo, Lara Martínez; la directora general de Desarrollo Rural, Begoña López; la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, y el diputado forista Adrián Pumares. Se trata de una gala que, además, es solidaria, con 130 comensales y una cena de la que la recaudación se destinará a la asociación Galbán de familias de niños con cáncer.
"Honramos a mujeres valientes, luchadoras, que han hecho de la sidra su forma de vida y su legado", destacó Llamedo en su intervención. Y por eso , "es hora que salgan de la sombra" para brillar más que nunca.
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