Simulacro de Cruz Roja en Noreña: así se ensaya la respuesta ante catástrofes

El Polideportivo Municipal de Noreña fue el escenario de un ejercicio de simulacro de emergencia organizado por Cruz Roja Asturias en colaboración con el 112. El objetivo principal: poner a prueba la capacidad de respuesta ante una catástrofe real, simulando el montaje de un albergue provisional para personas desplazadas por causas como incendios forestales, inundaciones u otras emergencias.

La jornada, que contó con la participación de una veintena de voluntarios de la entidad, principalmente de su sede en Siero, se desarrolló como una recreación parcial de lo que sería un dispositivo real de emergencia. Durante el ejercicio se habilitó una zona de entrada, sala de espera, espacios de filiación y registro, zonas de descanso, atención médica, atención psicosocial y distribución de recursos básicos, principalmente comida.

“Lo que buscamos es comprobar si este espacio es adecuado para ser usado como albergue en caso de emergencia. Revisamos cuestiones como la altura, las salidas de evacuación y la posibilidad de distribuir las áreas clave que se necesitan”, explicó Nacho Pardo, jefe de zona del área de socorros y emergencias de Cruz Roja Asturias. “No se trata de un montaje completo, pero si de una aproximación. Hoy montamos con una capacidad parcial para 20 personas, pero en un caso real podríamos tener que acoger a muchas más, como ya ocurrió en Luarca con los incendios forestales o durante la pandemia en Gijón”, detalló.

Uno de los puntos clave del ejercicio fue ensayar los flujos que seguiría una persona damnificada desde que llega al recinto. Según detalló Pardo durante la explicación al equipo, todo comienza en una zona de entrada habilitada como aparcamiento para vehículos particulares y autobuses. “Una vez que la persona accede a la zona, baja a una sala de espera donde recibe información del dispositivo y se le ofrece asistencia básica, como una botella de agua. A continuación, pasa a una mesa de filiación, donde se registran sus datos en nuestra aplicación y se le asigna un número único, que nos permite hacer el seguimiento”, narró el responsable.

Desde ahí, cada persona puede acceder a zonas diferenciadas según sus necesidades: atención sanitaria, zona de descanso, alimentación o incluso un área de ocio infantil. “Nuestro objetivo no es solo cubrir necesidades básicas, sino también garantizar un entorno lo más humano posible dentro de la emergencia. Por eso contamos con espacios específicos para el descanso del personal, zonas de ocio, e incluso lavandería”, explicó.

El simulacro también sirvió para formar a los equipos locales de respuesta. En el ejercicio participaron el Equipo de Respuesta Básica en Emergencia (ERBE) de Siero —encargado de la primera intervención en emergencias—, el Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias (EIRE), especializados en albergues provisionales, y el Equipo de Sensibilización e Información ante Emergencias (ESIE), un grupo centrado en la atención a la infancia durante situaciones de emergencia, generando dinámicas lúdicas para aliviar el impacto psicológico en los más pequeños y formado por voluntarios de Cruz Roja Juventud.

“Es fundamental que los equipos locales conozcan cómo funciona un dispositivo de estas características, porque son los que primero llegan al lugar. Si mañana hay una emergencia real en Noreña, queremos que cada persona sepa qué hacer y dónde colocarse. Eso es lo que permite que la respuesta sea eficaz y que podamos atender de manera digna a las personas afectadas”, subrayó Nacho Pardo.

Esta actuación forma parte de una estrategia que Cruz Roja lleva desarrollando desde hace más de cinco años en Asturias, identificando instalaciones municipales que puedan utilizarse como albergue temporal. Hasta la fecha, ya se han revisado en torno a una veintena recintos en diferentes concejos, priorizando aquellos más expuestos a riesgos naturales. En el caso de la comarca del Nora, el de Noreña se suma al polideportivo de Llanera, ya validado como recurso desde antes de la pandemia.

Como cierre, el simulacro también incluyó la visita de alumnado de primero de bachillerato, en una apuesta por acercar la cultura de la prevención y la solidaridad a las nuevas generaciones, y que sirvió al equipo de Cruz Roja para poner en práctica el trabajo que deberían realizar si se diese una catástrofe. El alumnado, además de comprobar cómo se desarrolla el dispositivo, pudieron practicar la técnica de reanimación cardiopulmonar o RCP, poniendo en práctica lo que ya en otras ocasiones habían aprendido, también de la mano de Cruz Roja, en el instituto.