En Candás la práctica va viento en popa

"Si hubiera cien plazas más, las llenaríamos", afirman en el Club Cuatro Vientos, con 200 socios y las mujeres al alza

Alejandro Álvarez, Rosana Pereira, Carlos Viña, Tatiana Cuervo, Dolores López, Pedro Coro, María Jesús Jiménez, Julián Soriano, Arancha Castrillón y Gustavo Palacio, del Club Cuatro Vientos de Candás, posando para LA NUEVA ESPAÑA en el puerto. | MARA VILLAMUZA

Alejandro Álvarez, Rosana Pereira, Carlos Viña, Tatiana Cuervo, Dolores López, Pedro Coro, María Jesús Jiménez, Julián Soriano, Arancha Castrillón y Gustavo Palacio, del Club Cuatro Vientos de Candás, posando para LA NUEVA ESPAÑA en el puerto. | MARA VILLAMUZA

Candás (Carreño)

En Candás hace tiempo que dejaron de sonar las llamadas a la mar, pero en su puerto siguen atracando a diario casi doscientas embarcaciones. Son, en su mayoría, barcos de pesca, tanto profesional como deportiva. Y Rosana Pereira es la única armadora. O lo que es lo mismo, es la única mujer propietaria de una embarcación. Apasionada por los deportes náuticos desde su juventud, practicó submarinismo y pesca, hace nueve años se animó a dar el paso de comprar su primer barco.

"Para tener una embarcación te tiene que gustar mucho porque luego requieren mucho trabajo, tienes que saber de todo", advierte. Sin embargo, "cuando empiezas te engancha". Tanto es así que en la actualidad la candasina ya es propietaria de dos barcos y pensando en ir a por el tercero. "Cuando compras el primero siempre te equivocas, luego vas aprendiendo y ya sabes lo que necesitas", cuenta.

Pereira dedica el invierno a pescar y participar en diversas competiciones (y las ganas), mientras que con el verano y la llegada del buen tiempo "vivo prácticamente en el barco".

Reconoce que en el mundo de la pesca no se ven muchas mujeres, sin embargo, en navegación y vela el número aumenta razonablemente. Arancha Castrillón es un ejemplo. Aunque ella no es armadora, disfruta casi más que su marido, Gustavo Palacio, de su velero. "Siempre nos gustó la vela, pero al principio no nos animamos por respeto. Empezamos con un barco, hace quince años, y hace cinco finalmente nos animamos. Te dan miedo, pero luego son muy estables", reconocen. Para ambos, "navegar en velero es la mejor sensación, como dormir fondeado".

Tatiana Cuervo y Dolores López se sacaron recientemente "el titulín" (licencia que permite gobernar embarcaciones de recreo de hasta 6 metros de eslora y alejarse hasta 2 millas de la costa), pero aún se siguen mostrando algo reacias a salir solas a la mar. "Este año estamos dispuestas a salir más", apuntan porque "cuando sales en barco desconectas del mundo". "Te olvidas de todo", reconoce Alejandro Álvarez.

Todos ellos forman parte del club náutico Cuatro Vientos. Fundado en 1986, nació como club de pescadores y con los años se transformó en entidad náutica. Cuenta con doscientos socios, prácticamente la totalidad de los propietarios de Candás (en el puerto hay registradas 190 embarcaciones). "En Candás, si tuviéramos cien plazas más las llenaríamos sin problema. El precio es mucho más barato que en otros puertos y eso se agradece", dice su presidente, Julián Soriano. Quién sabe, igual la llegada de Leonor a bordo del "Elcano" animará a las jóvenes candasinas a adentrarse en alta mar y a seguir haciendo crecer un club que mantiene vivo el pasado marinero de la villa.

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