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La Finca Yeguada Maeza de Sariego acoge un centro puntero en reproducción asistida equina a cargo de la veterinaria Inés Aznárez

La iniciativa trabaja con alta tecnología para la aspiración de ovocitos y la fecundación en una nave de la Yeguada Maeza

Inés Aznárez, haciendo una ecografía de control a la yegua «Shangai», en el centro de reproducción de Maeza.

Inés Aznárez, haciendo una ecografía de control a la yegua «Shangai», en el centro de reproducción de Maeza. / L. P.

Luján Palacios

Luján Palacios

El Rebollal (Sariego)

La Finca Yeguada Maeza de Sariego no sólo es un paraíso ecuestre en el que cerca de 60 caballos pastan y entrenan en un remanso de paz, en un valle en el corazón del concejo rodeado de verde y bruma. Además se ha convertido en un espacio de referencia en reproducción asistida equina que ofrece muchas posibilidades a los propietarios de los animales.

En una nave del complejo de Maeza se ha creado un centro puntero tecnológicamente y dirigido por la joven veterinaria Inés Aznárez para conseguir que cualquier cliente (aunque Maeza es uno de los principales) pueda acceder a una amplia carta de tratamientos de fertilidad para sus ejemplares.

Los servicios a disposición del propietario de los animales son muchos y variados: ellos eligen la genética que desean y a partir de ahí se puede desde preñar a las yeguas por inseminación artificial hasta sacar y congelar embriones, extraer ovocitos o incluso cubrir con sementales que se encuentran en otros países.

En este último caso el semen se hace llegar a Sariego para llevar a cabo el procedimiento de inseminación en un entorno controlado, con boxes específicos para el descanso y control de las hembras, de manera que la tarea es más efectiva que si se realiza en el campo. "Nosotros facilitamos todo el proceso", señala la responsable.

Inés Aznarez, en el centro de Sariego.

Inés Aznarez, en el centro de Sariego. / L. P.

El centro de reproducción de Maeza es por ahora el único homologado en toda Asturias para llevar a cabo estos procedimientos que les permiten después comercializar con el producto: los ovocitos o los embriones, tratados conforme a toda la legislación y conservados tal y como indican las normas.

Es a todas luces un procedimiento muy semejante al que se lleva a cabo en reproducción asistida humana, con herramientas biotecnológicas de alta gama y procesos de control y seguimiento similares, señala Inés Aznárez, que lleva trabajando con este proyecto en Maeza desde el pasado mes de julio.

"Trabajar durante todo el año"

La principal ventaja que ofrece este centro deriva de la aplicación del "método OPU", que consiste en la aspiración folicular para extraer ovocitos de las yeguas en cualquier momento del año. "Las yeguas ciclan de forma natural en un periodo limitado que va aproximadamente de los meses de febrero a septiembre, lo que reduciría las opciones para inseminar. Pero con la extracción de ovocitos podemos trabajar durante todo el año, y es una gran ventaja para todas las partes", explica.

Los ovocitos que se extraen a las yeguas en Maeza se envían a un laboratorio externo en Barcelona, donde se fecundan con el semen que elijan los dueños de la hembra. Allí "generan el embrión y nos lo mandan congelado para implantárselo". Así "no dependes ni de que la yegua ni el semental sean fértiles, se puede hacer durante todo el año". "Y al propietario le interesa mucho porque va a tener mayor número de embriones durante un año completo, no solo en la temporada natural".

Menos tiempo y control exhaustivo

Además, los animales que compiten, por ejemplo en saltos, no se ven obligados a detenerse en plena temporada de concursos: "Las yeguas sólo tienen que estar aquí un par de días para hacer la aspiración, y no un mes entero como sería lo normal", destaca Aznárez.

A las yeguas preñadas se les hacen controles exhaustivos de forma periódica, para comprobar, entre otras cuestiones, el latido del potro en gestación o la placenta, además de determinar su sexo. Un proceso para el que se utiliza un moderno ecógrafo, y que se completa con labores de laborario in situ y también con machos.

El laboratorio está dividido en dos partes complementarias en las que "se extraen las dosis de semen, se hacen espermiogramas para analizarlo, se congela y se custodia en nitrógeno aquí mismo, o si el cliente lo desea, se lo lleva para vender dosis", explica la veterinaria. Además, también se lleva a cabo la manipulación del esperma de cara a su utilización.

Seguir creciendo y dando a conocer el proyecto

Y todo ello se completa con los boxes de descanso y los "·paddock" al aire libre para que los animales estén el máximo tiempo posible en hierba.

Se trata de un procedimiento largo y delicado, pero las tasas de éxito y la eliminación de la estacionalidad hacen que merezca la pena.

El objetivo es el de "seguir creciendo y dando a conocer las opciones reproductivas que ofrecemos", apunta la joven veterinaria Inés Aznárez, encantada con un trabajo que "me apasiona" y que está consiguiendo una selección genética de primer orden desde el tranquilo valle saregano.

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