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Cronista de Sariego

La estatua de "La Sariega"

Una mujer que contribuyó a hacer agradable la vida a muchas personas

En la primavera de 1984 volvía a Sariego el cuerpo de Luisa Rebollar Pandiello, "La Sariega", para ser enterrada "al amparo del templo románico de Narzana, donde algún día hiciera su entrada en sociedad", decía al final de la necrológica que le dediqué en este periódico el 6 de junio. Enumeraba entonces una incompleta relación de personajes que andan por los anaqueles de las bibliotecas y de los que ella podía proporcionar testimonios y anécdotas, tales como Ramón Pérez de Ayala, Gregorio Marañón, Azorín, Valle Inclán, Juan Belmonte, Domingo Ortega, Antonio Díaz Cañabate, Teófilo Hernando, Julio Camba, Luis Calvo, Juan Cristóbal, Indalecio Prieto, o Pío Baroja... De este último escritor reproducía entonces un pasaje procedente de Bagatelas de otoño. Recordaré ahora la visita que le hicimos dos jóvenes matrimonios en la casa de La Moncloa, presentándome como un saregano que estaba haciendo su tesis doctoral sobre Pérez de Ayala y que conocía a familiares suyos y amigas de su infancia. Me emociona rememorar el afecto y la amabilidad que nos mostró y quiero recordar que gracias a ella pudimos descifrar un episodio de la vida de Pérez de Ayala en el Madrid de comienzos de la guerra civil, cuando era director del Museo del Prado y un joven anarquista llamado Santiago Roca le llevaba en el coche del Museo para estar con su amigo de siempre Sebastián Miranda, según cuento en mi libro Ramón Pérez de Ayala testigo de su tiempo. También recuerdo que nos mostró quién era ella entre las mujeres del Retablo del Mar.

Escribió Sebastián Miranda: "No quiero nombrar a La Sariega, que si yo hiciera mis estatuas con la perfección y la gracia de sus guisos, sería el escultor mejor de España", una frase en la que cualquier lector sensible podrá comprender el cariño y el reconocimiento de Sebastián a lo que fue la vida y trabajo de Luisa Rebollar, así como la humildad y bonhomía de quien podría haber llegado a ser "el escultor mejor de España"; de situarlo en un importante lugar en la historia de la escultura española y asturiana ha dado cuenta María Soto Cano en sus publicaciones sobre el artista, especialmente en su tesis doctoral, inédita, El escultor y dibujante Sebastián Miranda (1885-1975), Universidad de Oviedo, 2007. Pues bien, la biblioteca de la Casa de Cultura estará presidida por un busto de Luisa Rebollar Pandiello, realizado por aquel gran artista. Desde ahora los que acudan a la biblioteca de Vega de Sariego solo tendrán que mirar hacia esta pequeña estatua para sentir la amabilidad de aquella humilde mujer, para ver en ella a una persona que contribuyó a hacer agradable la vida a muchas personas, como tuve la suerte de experimentar un día ya lejano durante el tiempo que estuve con ella en Madrid.

La biblioteca de Sebastián Miranda donada a Sariego consta de 761 libros, entre los que podemos destacar unos 60 dedicados a figuras de la historia del arte, especialmente grandes autores del Renacimiento italiano, del impresionismo francés, sin olvidar a los españoles El Greco, Velázquez, Goya, Solana o Picasso. Hay también un abundantísimo número de obras literarias, de autores clásicos y del tiempo del escultor, algunos de ellos, como los de Pérez de Ayala, dedicados a su amigo de siempre. No faltan obras de Historia, de política ni de ensayos diversos? Esperemos que se añadan a la Biblioteca obras del propio Sebastián Miranda, como sus dos libros Recuerdos y añoranzas (Madrid, 1973 y 1975), o el de Indalecio Prieto, Cartas a un escultor (Buenos Aires, 1961)

Luisa Rebollar Pandiello (Sariego, 1910-Madrid, 1984) recibió la biblioteca que Sebastián Miranda tenía al final de sus días (Oviedo, 1885-Madrid, 1975). Virginia Rebollar de la Peña ha cumplido el deseo de su madre para que la biblioteca heredada de Sebastián Miranda fuera donada a Sariego, con el añadido por su cuenta de un busto de Luisa Rebollar. Muchas gracias, querida Virginia, por lo que esto representa para nuestro pueblo, que también es el tuyo como lo fue por nacimiento y afecto el de tu madre. Ella hizo que numerosos artistas y escritores dieran a conocer el nombre de Sariego. Nuestro ayuntamiento me hace el honor de intervenir en este acto para manifestar nuestra alegría y reconocimiento por la donación hecha. Y quiero terminar dando también las gracias a tu primo Ángel Monteagudo Rebollar, nuestro amigo Gelito, por el tesón y empeño en las gestiones desarrolladas para que este sea un día inolvidable en Sariego.

Florencio Friera leyó este texto en la Casa de Cultura con motivo de la recepción de la biblioteca de Sebastián Miranda, donada a Sariego.

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