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La serliana

Charlatán y onanista

La visión del sur de Europa que tiene el socialdemócrata holandés Jeroen Dijsselbloem

En un intento de suavizar lo que pienso sobre el socialdemócrata holandés Jeroen Dijsselbloem, dejé las ideas para esta pequeña columna, fruto de un primer propósito, en cuarentena.

Después de unos días, creo que ya es el momento de valorar la percepción que este señor tiene de las gentes que habitan el sur de Europa (una línea imaginaria entre La Rochelle y Timisoara marcaría ese socavón vital al que, como veremos, el holandés alude).

Pues bien, en una entrevista concedida al periódico alemán "Frankfurter Allgemeine Zeitung", Jeroen René Victor Anton Dijsselbloem, para más señas, presidente del Eurogrupo, apunta la siguiente perla: "en la crisis del euro, los países del Norte se han mostrado solidarios con los países afectados por la crisis. Como socialdemócrata, atribuyo a la solidaridad una importancia excepcional. Pero el que la solicita tiene también obligaciones. Uno no puede gastarse todo el dinero en copas y mujeres y luego pedir que se le ayude".

No sé qué pensar. Será una aseveración fruto de un estudio comparado, la síntesis de un trabajo de etnografía o, tal vez, el rebuzno de un fundamentalista. Todo apunta, según los analistas que conocen los entresijos de Bruselas, a un intento por desprestigiar la candidatura del ministro español De Guindos, que opta al puesto que él ocupa.

En consecuencia, este engreído calvinista holandés, en lugar de desmontar la candidatura del español mediante un análisis de la política económica que éste sostiene como aval, se dedica, traicionado por los presupuestos de la Reforma del siglo XVI, a desprestigiar a la mitad de Europa, mayoritariamente católica, por cierto.

A renglón seguido, como ciudadano del norte del sur al que le gusta la bebida y las mujeres, pero también trabajar, te diré, detestable Jeroen, que eres un charlatán, puesto que utilizas la retórica maniquea para embaucar a la audiencia.

En fin, no mereces ocupar un día más el cargo que sustentas y, por cierto, el paradigma de la transparencia o la decencia no es tener la casa sin visillos o cortinas: siempre hay mesas camilla para practicar el onanismo mirando al canal.

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