No es la primera vez, y me temo que no será la última, que la actual delegada del Gobierno en Asturias es protagonista de estas líneas. Cuando acusó de jugar a ser ingenieros a los alcaldes del Bajo Nalón, tras unas protestas justificadas por los daños causados por las riadas, con un papel pasivo de la Confederación Hidrográfica, dependiente del Gobierno Estatal al que ella representa, ya censuramos su actitud, que resta más que suma. Comparar lo acontecido durante la procesión celebrada recientemente en La Arena con lo ocurrido en los exteriores de El Molinón durante el derbi regional demuestra demasiadas cosas poco positivas en un cargo de tanta importancia. Tocar de oído, o sin partitura, suele ser un exceso que saca a flote nuestras carencias.