Anduve el otro día con unos periodistas recorriendo la vega de Los Cabos, viendo plantaciones de fabas, y la de Peñaullán, en esta ocasión las de kiwis, para demostrarles que en el Bajo Nalón combinamos tradición e innovación. Ver las fabas ya listas para ser recogidas, hermosas en sus vainas a punto de saltar fuera, y los kiwis afrontando la última fase de su maduración, me produjo una sensación de alivio tremenda.
El perfil de los gestores de las explotaciones es muy diferente, pero en ambos casos se obtienen productos de altísima calidad, con diferentes rendimientos y productividad. Es un buen ejemplo de lo que puede y debe dar de sí nuestra agricultura, afrontando la explotación desde dos perspectivas diferentes, pero siempre rentables.