Lo del covid-19 no hay quien lo entienda. Primero era solo lavar las manos, pasamos a guantes, pero no mascarillla. Después la mascarilla. Antes las microgotas eran responsables de la difusión del virus, más tarde eran los aerosoles, abofetear llama de velas de cumpleaños...... Pienso que personas iniciadas en medicina o profesionales pueden saber y entender de todo esto, pero los legos tenemos una desorientación notable. Ahora la cosa está centrada en las reuniones familiares navideñas y en la vacuna. Estos dos aspectos se convierten en los únicos temas mediáticos, mientras ocurren cosas que...¡Ah! ¡También está lo de Cantora, caray! Respecto a la vacuna, los ciudadanos responsables sin duda se vacunarán, pero eso no excluye sus recelos. No entienden que, pese a la obligada premura, se hayan modificado procedimientos que en otras vacunas garantizaban su seguridad y eficacia. Era la OMS quien con los datos probatorios de seguridad calificados por el Comité Consultivo Mundial sobre Seguridad de las Vacunas y mediante el análisis de los ensayos clínicos, hecho por un comité de expertos externos, recomendaba la utilización y procedimiento a las autoridades de los países. Ahora son las Agencias de Medicamentos quienes parecen tener la última palabra. No pueden evitar la suspicacia de los intereses económicos que en esta carrera Pfizer, Oxford, Moderna ... se están moviendo. Además, aunque nuestros dirigentes crean otra cosa, los ciudadanos no se fían un pimiento. Y menos de su virtual comité de expertos.
