Tal vez veamos, con la llegada de la primavera y la generalización de las vacunas, la caída del azote de la pandemia; pero las consecuencias en el ámbito socioeconómico parecen manifestarse ahora de forma rotunda. Estos días se hacía en Cáritas de Siero un trabajo acerca de la evolución de las atenciones, constatándose un incremento de más del 20 por ciento en el número de familias que precisan apoyo de esta institución.
Por otro lado, los recursos tienen una seria tendencia a la baja. Así que, de no haber un cambio en el año 2021, se prevé una situación futura harto difícil.
Aunque el artículo 35 de nuestra Constitución reconozca el deber y derecho al trabajo, la sociedad no es capaz de garantizarlo. Algo parecido ocurre con la vivienda, derecho que se reconoce en el artículo 47, pero los poderes públicos no son capaces de promover las condiciones para hacer efectivo este derecho. Así las cosas, lo que en los sistemas democráticos llama Luigi Ferrajoli “La esfera de lo indecible”, que está por encima de mayorías y que son los derechos fundamentales, parece “La esfera de lo inalcanzable”.
Si desde la crisis económica que finalizase en 2014 se había avanzado dos pasos, ahora se ha retrocedido diez. Alguno tendría que rebobinar hasta el 15 de mayo de 2011.
