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Leocadio Redondo Espina

Fermín Díaz Loredo, in memóriam

El repentino fallecimiento de un naveto ligado al campo asturiano

Esta pandemia inmisericorde que nos azota se cobró, de modo inesperado, una nueva víctima; el naveto Fermín Díaz Loredo, a los 74 años de edad.

Voy entonces, con unas breves pinceladas, a intentar resumir una aproximación a su trayectoria. Nacido en El Ventorrillo, y primero de los hijos que tuvieron Nélida y Nisén, Fermín cursó y terminó sus estudios de aparejador en Sevilla, en cuya ciudad tenía familia, pero lo curioso era que, para desplazarse hasta la capital de la Giralda, Fermín lo hacía utilizando una moto Vespa.

Ganadero, fue socio fundador de la Central Lechera Asturiana, y perteneció a diversos sindicatos agrarios. Asimismo, fue Fermín, durante bastantes años, presidente de la Cámara Agraria del Principado de Asturias, y también concejal en Nava en el primer mandato municipal del periodo democrático. Cerrando su vida laboral, hasta llegar a la jubilación, trabajando en “La Cooperativa” de Gijón, la cual, como es sabido, cuenta con delegación en Nava.

Fermín Díaz Loredo

Aficionado sobre todo a la lectura, paseante habitual y, según me cuentan, últimamente enfrascado en el estudio de piano, el tiempo de Fermín estaba centrado en el cuidado y atención de la plantación ecológica de manzanos que tiene en La Roza, con la que formaba parte de Agrecoastur Sociedad Cooperativa, y en el desempeño de sus funciones como vicepresidente de la Asociación de Pensionistas y Jubilados Alfonso X el Sabio.

Vecino de la calle Plácido Martínez de la villa, Nava ha perdido a un hombre de valía reconocida y ejemplo de buen ciudadano. De voz pausada, tono siempre conciliador y discurso bien estructurado, Fermín era, a mi entender, un hombre sensato, equilibrado, prudente y tranquilo, que, además, sabía escuchar.

Nos queda acompañar en este trance a su mujer, María del Rosario “Charo”, a sus hijos Carmen María, Fermín y Antonio, y a sus hermanos, Aquilino, José, Vicente, Francisco “Paco”, Mariles y Luis.

Fermín, amigo, te echaremos de menos. Descansa en paz.

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