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Vicente A. Montes Álvarez

Espabila

La próxima semana parece que se acabará el estado de alarma. Hace casi un año criticaba desde este espacio que los políticos no se hubiesen puesto el mono de trabajo y desarrollado una legislación específica para la situación sanitaria que nos afecta.

Lo políticamente racional hubiese sido, al menos a mi juicio, darse un plazo con ese instrumento jurídico excepcional en vigor y entretanto desarrollar una legislación para la emergencia sanitaria.

Alemania, tal vez por recelo acerca de su pasado, se limitó a modificar su Ley de Protección contra Infecciones y optó por evitar la declaración de emergencia interna.

La situación legal excepcional aquí permitió al Gobierno actuaciones legislativas no vinculadas directamente con la pandemia a golpe de decreto.

Extraña que “socios” del gobierno vinculados a las dos comunidades con más sentido independentista le hubiesen prestado incondicional apoyo. Ahora se plantea la pobreza legislativa para poder intervenir las comunidades autónomas adoptando medidas de protección una vez finalizado el estado de alarma.

Ahí está la paradoja, quienes más pelean por su autogobierno van a carecer de instrumentos para decretar confinamientos, toques de queda, cierres de establecimientos...

Como me acordé de Alemania, un chiste. Cuando a alguien le sale algo mal por cuestión de torpeza, suele preguntársele si sabe cómo se dice en alemán lo que a él le ocurre. Ante su perplejidad, se le da la respuesta: ¡Espabila!

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