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Leocadio Redondo Espina

Estampas navetas

Leocadio Redondo Espina

En el centenario de Pin Ureta

Hemos tenido un mes de octubre de tiempo estable y mayormente soleado, que ha contribuido a facilitar la tarea de la recogida de la manzana en las pumaradas y su traslado a los lagares, estando los de la villa ocupados en la faena de mayar desde primeros de mes, y hemos iniciado noviembre con la disposición superior de acortar las tardes una hora, cuando el precio de la luz sigue por las nubes.

Con el mes, que ha sido largo, ha vuelto la coral naveta a los ensayos, y hemos podido contemplar en la sala del Museo de la Sidra una interesante muestra de pintura, de impronta moderna y técnicas diversas, que firma Helena Población, y fue el final de la cuarta semana el que nos trajo una avalancha de actos culturales, pues hubo cine y teatro musical en la Casa de la Cultura, y el Circulo Amigos de Nava, con Al Verde Jazz, acercó a la villa este género de música, con actuaciones de calidad y éxito de público que tuvieron lugar el 22 y el 23 en el salón parroquial, ambientado para la ocasión como un lugar acogedor para la audición de música como la reseñada. Asimismo, el Círculo organizó el sábado 30 la IV marcha de Caleyando per Nava.

Quiero también felicitar a Carmen Ruiz-Tilve y a Enrique Corripio, estimados amigos, por el merecido reconocimiento que han recibido, lo mismo que me alegra el que se tuvo con Manolo Marina y antes, y en otro orden, con Javier Villanueva, también amigos igualmente estimados, aunque estos, lamentablemente, no lo pudieran disfrutar en vida. Asimismo, y por cumplirse los cien años de su nacimiento, estimo oportuno recordar también la figura de Pin Ureta de la Rúa, cuya obra y documentación, de referencia ineludible a la hora de abordar la historia de Ceceda, se ocupa en la actualidad de poner en orden su hija María Jesús.

En cuanto a decesos, el primero, acaecido el 12 en Oviedo, fue el de Benigno Martínez Ordóñez, más conocido como Benino el de la pala. Compañero en la mili, y estimado amigo desde entonces, Benigno, que vivía en Tresarcu, contaba 76 años y estaba casado con Carmita García Vigón, con la que tuvo como descendencia a Marcos, Laura y Yoni.

Luego, el 13, nos dejaba en Nava José Herminio Sánchez Santiago, Fisto, a los 70 años. Profesional del transporte por carretera, Fisto era el padre de dos hijos, Iván y y Sara Sánchez Lima. Y el mismo día faltaba en Carbayín (Siero) Gerardo Fernández Sánchez. Gerardo estaba casado con María Amparo Cueto Carbajal, con la que tuvo dos hijas, Almudena y María Amelia.

Después, el 14 era Jesús Castro Alonso el que finaba, en su domicilio de Paraes. Presidente de Congelados Basilio y, por ende, conocido y prestigioso empresario, Jesús estaba casado con Ernestina Fernández Villar, con la que tuvo como descendencia a María Jesús, Fernando, María del Mar y Jesús Basilio.

Y el 17 finaba en Sienra, parroquia de Ceceda, Cándida Montes Cueto, Tita, a los 87 años. Tita, a la que conocí y tuve en estima desde pequeño, era viuda de Paulino Díaz González, con el que tuvo a sus hijos Prisciliano, Julia, Lucía y David. Mientras el 21 era José Luis Martínez Prieto el que lo hacía, en su domicilio de La Bilortera, parroquia de Tresali, a los 51 años de edad.

Por último el 22 fallecía, en su domicilio de La Cueva, parroquia de Ceceda, Enrique Pérez Cueto, a los 93 años. Viudo de Aurora Criado Onís, Enrique tuvo con ella a Celia (+) , Olga e Inmaculada. En este contexto deseo también dedicar un afectuoso recuerdo a Elena Cueto Casquero, familia del que suscribe por la rama materna. Mujer prudente y serena, de mente clara y firmes convicciones religiosas, su vocación la llevó a cumplir su misión a la vecina Portugal, primero a Setúbal y después a Oporto, donde nos dejó, en el seno de su institución, el pasado 19 de septiembre.

Y cerramos octubre con el cambio de hora, ya comentado, y la celebración de las tradicionales Feries d’Otoñu. Así, el sábado 30, en el Campo de Grandiella, tuvo lugar el XLIV Concursu-Esposición de Ganáu Vacunu, y el domingo 31, en el Centru Sociucultural Llagar de Sorribes, la entrega de los premios y la distinción a los Paisanos del Añu 2021, que fueron María Antonia Sevares Toraño, de Fresnadiellu, Ceceda, y José Alfredo Posada Ardisana, de La Calle, Quintana, parroquia de El Remediu.

Coincidiendo con la feria se pudieron saborear los callos preparados por once establecimientos locales y se celebró en la plaza Manuel Uría un anunciado Mercáu Artesanal Testil, Agroalimentariu y d’Artesanía.

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