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José Julián Rodríguez Reguero

La primera cabalgata de Noreña

De cómo una pionera asociación juvenil organizó en 1973 la llegada de los Reyes Magos a la Villa Condal

Al iniciarse la década de los setenta del siglo pasado soplaron vientos de cambio para una juventud noreñense que intentaba desprenderse de la tutela obligatoria de la Iglesia. El Movimiento de Juventud encendió la mecha en la primavera de 1972 y la Asociación Cultural Isla 13 tomó el relevo de sus reivindicaciones. Polideportivo, casa de cultura, piscina y hasta un campo de fútbol estable.

Aunque duraría poco más de un año, lanzó una revista en ciclostil, programó un ciclo de conferencias sobre temas variopintos que llenaba el salón parroquial y organizó conciertos, disco-fórums y exposiciones. Hasta que la autoridad administrativa dijo basta.

Pero, sin duda, su desafío organizativo más complicado fue la cabalgata de Reyes en el mes de enero de 1973. Era la primera que se organizaba en la villa. Por tanto, no había ninguna base, ninguna experiencia y estábamos ayunos de cualquier tecnología que pudiera socorrernos.

Para empezar había que sufragar los gastos de su organización. Para ello sectorizamos Noreña y con calderos la recorrimos puerta a puerta, incluyendo empresas, para solicitar ayuda. La respuesta fue espectacular y todo el mundo puso su granito de arena. Ya no había vuelta atrás.

Desde el principio un juvenil Pepe Ferqui asumió el liderazgo de un grupo aún más neófito. Paco West, de Avilés, se encargó de los trajes de los Reyes y sus pajes. Cada vestimenta de rey costó 10.000 pesetas (equivalentes en poder de compra a 1.134 euros de diciembre 2021). Cuando llegó el día de ir a recogerlos y pagarlos nos faltaban 1.000 pesetas. En la cafetería Marián se organizó una subasta de puros sobre la marcha, pero aún no cubríamos el presupuesto. Antonio Miñarro tenía experiencia de su estancia en el convento y cruzamos la calle hasta la “Casa Grande”, después de las explicaciones correspondientes volvimos con 500 pesetas. Muy contentos marchamos para Avilés. Todavía hoy los trajes siguen en pie.

Con mucha ilusión, pero con gran incertidumbre, llegamos a Miraflores el día de autos. Todavía hoy no sé como Pepe y Constante Luque fueron capaces de solucionar todos los problemas técnicos que se les pusieron por delante con una tropa tan poco cualificada. Alguno tardó varios días en recuperar el color normal de su piel después de pasar por el tinte.

La cabalgata salió. Pipo, Marino, Pepe y José Manuel Sorribos iniciaron la dinastía de los asistentes de los Reyes y príncipes en Noreña. El resultado fue tan digno y la acogida de los vecinos tan satisfactoria que incluso el Ayuntamiento contribuyó a poner el contador a cero del presupuesto de 70.000 pesetas (que se correspondería en poder adquisitivo a 7.938 euros actuales) de una sociedad civil con la que comenzaba a tener serias discrepancias.

Gracias al sacrificio continuo de muchas personas de otras generaciones, los niños noreñenses han podido disfrutar cada año de una buena cabalgata, esperando con ilusión la llegada de los Magos al lado de su casa, algo que también los comerciantes habrán agradecido.

Como podemos explicar a los que ya se fueron que 50 años después lo único que queda de Isla 13 y sus movimientos aledaños son los trajes de Melchor, Gaspar y Baltasar. Ah! y alguna revista. Y ¿por qué no? Un urbanismo más amable. ¿Algo más?

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