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José Julián Rodríguez Reguero

Cuenta atrás para Noreña

La falta de ideas con proyección de futuro para la retención de talento y la supervivencia de la Villa Condal

Todo indicaba que nuestros días como concejo estaban contados. En las indicaciones de los expertos para reorganizar los municipios asturianos con el objetivo de mejorar su gestión, ninguno tiene dudas de que Noreña tendría que integrarse en Siero, aunque sea sin Lugones.

La invasión rusa de Ucrania desplazó el foco de la actualidad, aunque esperemos que durante no demasiado tiempo. ¿Cómo se desarrollarán los acontecimientos?

Si alguien se mantiene al día de nuestra actualidad verá la progresión imparable de nuestros vecinos de mancomunidad. Desembarco constante de empresas nacionales y multinacionales con cifras crecientes de creación de empleo, captación de proyectos millonarios de investigación y desarrollo y hasta Siero y Llanera adquieren un estatus singular para la búsqueda de lectores digitales.

Aunque con buenas noticias sobre su estabilidad económica y social, hace tiempo que no se leen noticias de Noreña con proyección de futuro.

Es cierto que esta situación se dio en más ocasiones en los últimos siete siglos y tan solo hace 200 años no solo Noreña se volvió a independizar de Siero sino que ganó la margen izquierda del río para recibir a Flórez Estrada.

Desde esa época, no tan lejana, Noreña fue un ejemplo de sociedad abierta a las innovaciones de la industria, primero del curtido y del calzado y posteriormente del tratamiento de la carne, que la mantuvieron en unas cotas apreciables de bienestar.

Sin embargo, aunque su privilegiada situación geográfica le permite mantener unos estándares apreciables de calidad de vida, negros nubarrones amenazan su futuro entre tanta competencia. ¿Por qué?

Dicen los que saben de demografía que una sociedad comienza su declive cuando reduce su factor humano juvenil. La juventud significa energía, afinidad al riesgo y a la innovación y por tanto capacidad de emprendimiento de nuevos proyectos. Proyectos que en Noreña son imprescindibles para no estancarse más.

Algo estamos haciendo mal para que las nuevas generaciones que adquieren un nivel técnico envidiable, que les permite destacar año tras año en el escaparate del examen MIR o imponer sus currículos en todo tipo de empresas punteras, no los podamos integrar en nuestro entorno y tengan que salir a demostrar su cualificación profesional a cualquier parte del mundo.

Nadie duda que su extraordinaria situación geográfica y el mantenimiento del nivel de renta, aunque cada vez más dependiente de los pensionistas y trabajadores del sector público, nos permitirán vivir mucho tiempo sin sobresaltos. Pero sin impulso, ¿hasta cuándo aguantará?

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