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José Julián Rodríguez Reguero

Noreña y la emigración

El desarrollo de la Villa Condal en tres escenas de épocas muy distintas

1. Noreña, 1870

“Padre, me marcho a América. Estudiaré mientras trabajo y volveré a buscaros”. Manuel tiene 16 años. Entre lágrimas, su madre le entrega un hatillo mientras le recuerda que su hermano Francisco hará todo lo posible para ayudarle.

La última vez que pisó Noreña, después de medio siglo, se llevó el cariño de sus vecinos, pero no pudo volver. Falleció en New Jersey. Todavía hoy su legado entre nosotros es inconmensurable.

Las migraciones por supervivencia han estado presentes desde el inicio de la historia de los seres humanos. En una Asturias realmente pobre a comienzos del siglo XX, los jóvenes tenían pocas opciones para elegir. Ir al seminario o enrolarse en el ejército para entrar en combate entrañaba su riesgo. Mirar hacia América posiblemente no tuviera retorno. Aunque muchos buscaron fortuna lejos, pocos retornaron en situación ventajosa para sus familias. Los Rionda y Pedro Alonso han sido una excepción.

2. Noreña, 1978

Jesús Cuesta, recogiendo el clamor de los vecinos de Noreña, insta al Consistorio municipal a recuperar el Instituto de Enseñanza Media. Les recuerda que ya desde 1963 ha existido un instituto masculino y en 1968 comenzó su funcionamiento el femenino. La mejora de la educación básica y el acceso a la Universidad eran necesidades prioritarias para el desarrollo social.

En unos años de progreso industrial, los jóvenes de ambos sexos vieron abierto su catálogo de opciones y muchos optaron por quedarse para colaborar en el sostenimiento de los proyectos industriales familiares. Con la incorporación de personas formadas, muchos proyectos se consolidaron y consiguieron superar el horizonte del siglo XXI. Con su ayuda, Ferqui, Juntamar, La Noreñense, Castromocho-Castroastur, Hijos de José Manuel Nuño, La Carmina, El Hórreo, Productos Álvarez, La Pilarica, Hoteles Cabeza están proporcionando empleo directo en algunos casos desde hace mas de cien años y permitiendo el mantenimiento de muchos empleos indirectos.

3. Noreña / Melbourne, 2022 (WhatsApp)

Hoy las perspectivas son nuevamente diferentes:

–Lo siento, papá, no podemos ir con Pablo este verano.

–Pero, María, hace tres años que no vemos al crío por la pandemia.

–Lo sé, y lo siento, pero en un mes tengo que incorporarme al nuevo trabajo en EE UU y ya sabes que en Silicon Valley las oportunidades hay que aprovecharlas.

–¡Ya! Adiós, Pablo, un beso muy fuerte también de tu abuela.

–Bye, bye, abuelo.

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–Ya lo oyes, Pilar. ¿Crees que merece la pena arreglar el tejado?

–Mejor empezamos a preparar los trámites para la residencia.

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