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Manuel Arboleya

Bimenes se puede vanagloriar de tener entre sus hijos ilustres a una persona de la talla del pintor artístico Manuel Arboleya. Este año se cumple el 150 aniversario de su nacimiento. Sus padres se llamaban José Arboleya Turrado, de la parroquia de Santa María de Suares, y Segunda Díaz Rodríguez, de Valdesoto (Siero). Se casaron en la iglesia de San Félix de Valdesoto el 30 de abril de 1871. José era hermano de Marcelino, padre del deán y sociólogo Maximiliano Arboleya, y de Basilio, antepasado de quien suscribe.

Diferentes enciclopedias y tratados de pintura dan, erróneamente, como año de nacimiento del pintor el de 1868. El Registro Civil, ante el juez Nicanor Felgueroso, dice que nació el 22 de marzo de 1872, a las tres de la tarde, y el Archivo Parroquial, el 21 de marzo de dicho año. Se desconoce en qué aldea vino al mundo; podría haber sido en El Llugar (Suares), donde vivían sus padres, o, según testimonios de personas mayores, en La Correoria, pero no está documentado en ningún caso. Sí sabemos que fue bautizado en la iglesia de San Julián, al día siguiente de nacer, con permiso del cura de Suares, Manuel Álvarez Argüelles, aunque está inscrito en los libros de bautizados de la parroquia de Suares. Ignoramos los motivos.

Por avatares de la vida vivió en La Habana, en París y en Orleans, en esta última ciudad francesa como exiliado político. Su obra es desconocida para el gran público, pues buena parte de ella pertenece a colecciones particulares. Nos queda el consuelo de ver su «Vista de Oviedo», que se expone en la colección permanente del Museo de Bellas Artes de Asturias y los frescos que decoran el salón de los Espejos, en el balneario de Las Caldas. Falleció el 19 de diciembre de 1967, en Avilés, y sus restos reposan en el camposanto de La Segaína (San Julián).

Próximamente está prevista la inauguración de una plaza en Suares –donde la Casa les Radios– dedicada a tan insigne yerbatu. Un maestro de pintores como Manuel Arboleya sería un perfecto candidato para nombrarlo hijo predilecto del concejo a título póstumo. Merecimientos no le faltan.

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