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Fernando Canellada

"Los Mover’s"

Subtítulo opinión xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

No sé si somos conscientes los guajes de Nava de aquel 1973 de lo que debemos a "Los Mover’s". Más que a los "Rolling Stones". Los adultos solemos pensar que la infancia es el periodo más feliz de la existencia, y la nuestra ha estado amenizada por los robustos hermanos de Tresali, que, además, eran buenos estudiantes. No ha podido ser más afortunada la presentación hoy del nuevo número de la revista "Círculo Amigos de Nava" con la música de "Los Mover’s", en su 50.º aniversario.

Miguel Ángel de Diego resume la biografía del conjunto músico-vocal en un artículo. Desde el coro parroquial de Tresali, alentado por la recordada Ana María Noriega, a los cinco que empezaron en una fiesta de Bimenes, un 8 de septiembre de 1973, día de Covadonga: Carmen García, Gerardo Arboleya, José Luis Cocina y Miguel Ángel y Luis María de Diego. "Los Mover’s", auténtico valor universal de Nava, se despidieron el día de la Virgen del Pilar, en el Samoa, en 1981. Con ellos subieron a los escenarios también los percusionistas Herminio Menéndez y Julio Sánchez Andrade; el cantante Luis Folch y el reconocido Tino Fombona, y Luis Trueba y el nigeriano Mc Dolnald Khemona a la batería. El grupo, que se desplazaba en la furgoneta del inolvidable José Manuel Dindurra, natural de Peón y navetu de profesión, despegó con impulso de José Ardavín e hizo disfrutar a generaciones de jóvenes y no tan jóvenes. En Nava triunfaron sin rival gracias a Julio Rodríguez, Julión, y a José Godoy Viltró. Tiempos de romerías y verbenas con unos aires que anunciaban otro mundo. Si evocamos aquella época, con el efecto mágico de un aniversario redondo, es por los veranos de música y diversión a los que pusieron banda sonora "Los Mover’s". Nunca nos curamos de la infancia. Siempre queda algo del niño que fuimos, que admiraba tanto a Gerardo Arboleya como a Mick Jagger. Hace medio siglo no había móviles ni internet, y, aunque la vida cambia de un año para otro, el pasado nunca se va del todo. Una de las lecciones de los clásicos es que hay constantes que permanecen. Una, que se lleva en el alma, es la emoción que depara escuchar 50 años después a "Los Mover’s". Sin llegar al "Islas Canarias" que cerraba verbenas y nunca escuchaba, pues antes ya había ido mi güela a buscarme a la plaza.

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