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Miguel Ángel Fuente Calleja

Medio siglo del accidente de Doncel y Mantecón

Sucedió en septiembre de 1972, al comienzo de la IX Edición del entonces llamado Rally Ciudad de Oviedo

Si hubo un hecho que marcó para siempre a los aficionados asturianos de aquella época y a cuantos se desplazaron a ver este rally desde otras provincias fue sin duda el "Ciudad de Oviedo" del año 1972, luego denominado "Príncipe de Asturias" y en la actualidad "Princesa de Asturias". Era puntuable para el Campeonato de España bajo la organización del Real Automóvil Club de Asturias, dirigido con especial minuciosidad por el ingeniero de minas José Manuel Fernández Felgueroso y un potente equipo de colaboradores. Los días anteriores a la prueba el ambiente que había en Oviedo, extensivo a media Asturias, fue inusitado. La cartelería llena de colorido ya había causado sensación en la propia imprenta donde había sido hecha. Pancartas, ediciones especiales de prensa y radio daban presencia y animaban el momento. La calle Pelayo, epicentro de todo el montaje, recibía a pilotos llegados de toda España, sponsors oficiales, periodistas especializados, anunciantes y patrocinadores del rally, copilotos en busca de sus hojas de ruta y localización de las carreteras por donde iba discurrir tan importante prueba automovilística. Todos iban y venían a la oficina de prensa en el edificio "La Jirafa", sede de la organización. El ambiente era extraordinario y el plantel de pilotos inscritos muy importante.

El autor de este texto, Miguel Ángel Fuente, devolviendo a Eladio Doncel su reloj, que perdió en Asturias y que le habían entregado al vencer en el Rally de la Lana en Cataluña. | A. Pascual

En el parque cerrado en la calle Pelayo de Oviedo los participantes ya eran conscientes de la presencia de miles de aficionados en la primera prueba, lo que hizo que estuviese a punto de suspenderse dada la mucha velocidad que en ella se alcanzaba motivado por los atascos que se formaron por todas partes desde mucho antes del comienzo del tramo denominado La Ermita, (hoy carretera de los militares) ya en la Venta del Jamón, como se conoce a esa zona de Pruvia, hasta la llegada a Noreña en la carretera AS-384 conocida por los lugareños como carretera de La Belga.

Toma la salida con el número 1 el "Alpinche", híbrido de Alpine y Porsche construido por el gran Estanislao Reverter, copilotado por su sobrino Antonio. Y con el número 2 el piloto y director la Escudería Repsol, Eladio Doncel Moras, considerado como el mejor piloto español de esa época, copilotado por Antonio Mantecón a bordo del Porsche 911 alquilado en Burdeos al francés Jean Egreteaud. Toma la salida en La Ermita el piloto gallego conduciendo con dificultad por la gran cantidad de aficionados que había por todas partes como ya queda dicho sin exageración alguna. Hacia mitad de la prueba, una curva rápida en desaceleración a izquierdas que llegaba a otra a derecha muy cerrada. Reverter aprecia en esos momentos unos reflejos luminosos anormales que salían de entre los pinos…

Allí, en plena curva, Estanislao (en tramo cerrado al tráfico lógicamente) se cruza con un Seat 1500 conducido por una despistada persona mayor y, sin espacio posible aparente, consigue cruzarse con él. Cientos, miles de aficionados rompieron aplaudir. Unos subidos a los pinos que poblaban la zona, otros en las rampas a orilla de carretera, pero nadie se explicaba por dónde consiguió pasar el precioso "Alpinche" para satisfacción de todos y todos ajenos a la tragedia que acaba de suceder aproximadamente un minuto antes cerca de la salida del tramo.

El Porche 911 de Eladio Doncel puso sus cuatro ruedas en el aire en una ligera rasante yendo a estrellarse contra un talud a la derecha de la carretera. El resultado, 22 fracturas en su cuerpo apartando al bravo piloto madrileño de la competición para siempre. Su copiloto Antonio Mantecón también resultó muy grave, y ante la imposibilidad de acercarse a recogerlos en una ambulancia, fue el propietario del bar cercano, "Casa Senén" quien los evacuó al Hospital General de Asturias en un Land Rover.

Ante el follón de curiosos por ver lo que allí se había producido desapareció la carburación, otro se llevaba la palanca del cambio, termómetro de temperatura o de presión de aceite, todo servía con tal de llevarse algún recuerdo de aquel amasijo de hierros.

Un chico de Noreña se encontró con el reloj Tag Heuer de Eladio Doncel que le habían entregado al ganar el Rally de la Lana ese mismo año. Eladio lo comentó en una entrevista cuando ya había comenzado su recuperación física y a mis oídos llegaron noticias de quién tenía ese cronógrafo de pulsera grabado en su tapa inferior con el premio que había logrado en Cataluña y que ya citamos. Un día que encontré en la calle al posible poseedor, le pregunté si era cierto y contestó afirmativamente. Le dije si tenía inconveniente en devolverlo a su dueño y la respuesta fue que no le pertenecía, y a los pocos días lo tenía en mi poder.

Limpieza en el relojero puliendo la caja de acero y el cristal de cuarzo y llamada a Eladio Doncel a la Federación Centro que presidía, comunicándole la buena nueva, prometiendo pasar a recogerlo en el mes de diciembre coincidiendo con la entrega de premios anuales de nuestra escudería Motor Club Condal de Noreña, como así hizo.

Al día siguiente de la entrega, nos pidió le acompañásemos hasta el lugar del accidente lo cual hicimos José Manuel Pañeda, el presidente de la Federación Asturiana Clemente Rodríguez y yo. "Aquí en esta gasolinera teníamos el primer coche de asistencia (...) "aquí había un árbol larguísimo derruido…", recordaba de seguido Eladio rememorando las cosas que había visto en los entrenamientos y que le habían llamado la atención y no se le habían olvidado. Apreciaciones que solo podía hacer un gran campeón como lo fue Eladio. "Me pareció ver un vehículo Pegaso azul" en un segundo piso del esqueleto de un edificio,comentó al pasar por Lugones…

Terminamos la visita saludando a su "salvador" Senén, a unos metros de donde ocurrió el feroz accidente, según titulares de prensa que habían comentado que los pilotos fueron evacuados en un Land Rover agrícola y que el desplazamiento hasta el hospital de Oviedo fue un verdadero martirio para ambos accidentados, comentaba Mantecón que rogó atendiesen primero a Doncel que aún estaba con vida en contra de lo que pensaban los rescatadores.

Este percance logró titulares en la prensa asturiana y en la nacional durante varios días, siguiendo la evolución de los accidentados así como las opiniones de la organización y de los aficionados respecto a la peligrosidad del tramo. Una de las noticias fue que todas las personas que trabajaban en los talleres de Renault-Gascón de Oviedo, se ofrecieron en su totalidad a donar sangre en el Hospital Provincial.

El accidente conmocionó a la opinión pública asturiana y a los miles de aficionados que se las prometían muy felices con los pilotos inscritos en esta novena edición del rally que estrenaba categoría internacional, sin considerar el desenlace que se produjo en los primeros minutos de la prueba, perfectamente organizada por el Real Automóvil Club de Asturias.

Años más tarde conversando con Eladio Doncel desde la localidad madrileña de Hoyo de Manzanares, donde reside rodeado de sus trofeos más importantes y de tantos y tantos recuerdos, nos preguntaba cuál habría sido el motivo de la pérdida de adherencia del vehículo que motivó su salida del asfalto, considerando, con poca seguridad y entre otras posibles causas que se le había soltado una rueda.

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