J. Mallada: "En ‘El barbero’ Rossini exhibe virtuosismo técnico y sentimental"

"Enredo amoroso y lirismo se tejen en una trama que culmina felizmente", señala el musicólogo

Por la izquierda, Adolfo Domingo, Jonathan Mallada y Juan Carlos Rodríguez-Ovejero.

Por la izquierda, Adolfo Domingo, Jonathan Mallada y Juan Carlos Rodríguez-Ovejero. / David Cabo

María José Iglesias

María José Iglesias

Oviedo

"En ‘El barbero de Sevilla’ Rossini exhibe virtuosismo técnico y sentimental y, a la vez, exige a los intérpretes un virtuosismo exacerbado, con un destacado papel para el Conde de Almaviva que, en su primera representación (Roma,1816), estuvo representado por el tenor sevillano Manuel García".

Así lo explicó ayer en el Club LA NUEVA ESPAÑA Jonathan Mallada, doctor en Musicología y crítico musical en este diario, que desgranó las características técnicas de la ópera, segundo título de la temporada ovetense, que se estrena el sábado en el Campoamor.

Jonathan Mallada, presentado por Adolfo Domingo, responsable de Publicaciones de Ópera de Oviedo, ofreció jugosas pinceladas de la vida de Rossini, quien, tal como reza la leyenda que rodea al compositor de Pesaro, compuso la ópera en trece días, haciendo gala de su fama de máxima destreza a la hora de plasmar las notas sobre el pentagrama. Tal es así que a su contemporáneo Donizetti le provocaban con comparaciones que generaban aún más competencia entre las dos grandes estrellas. "Para no ser menos, Donizzeti alardeaba de haber compuesto Don Pasquale en nueve días", recalcó Mallada.

"El enredo amoroso, recurrente en la literatura, se entreteje en esta obra con el lirismo de unos personajes, serios y cómicos, que evolucionan en una trama amable donde todo culmina felizmente", explicó Jonathan Mallada. No es casual que "El barbero de Sevilla" sea una de las obras más representadas en el mundo, con su mezcla de parte seria y parte bufa y una partitura a la manera del XVIII, con los típicos formatos de números cerrados, y elementos más modernos. "En la estructura tiene gran importancia la ‘Scena ed aria’, con ‘cavatina’ y ‘cabaletta’ como innovación formal operística, junto a la tradición que encarnaban los moldes mozartianos del siglo anterior", resaltó el musicólogo.

El año 1815 marcó una etapa importante en la carrera de Rossini. En mayo asumió el cargo de director de música de los teatros reales, incluido el Teatro de San Carlos, el más importante de la ciudad que fue capital operística de Europa. Rossini rápidamente se ganó al público y a la crítica. "Entre 1815 y 1822, compuso dieciocho óperas más: nueve para Nápoles y nueve para teatros de ópera en otras ciudades. En 1816, para el Teatro Argentina de Roma y con libreto de Cesare Sterbini,‘El barbero de Sevilla’", señaló el conferenciante.

"Ya existía una ópera de ese título de Paisiello, por eso la versión de Rossini se tituló inicialmente Almaviva", añadió. La noche de estreno fue prolija en contratiempos: a Manuel García se le rompió una cuerda de la guitarra y hasta un gato se paseó por el escenario, "pero la ópera se convirtió rápidamente en un éxito", relató Mallada.

Rossini (1792-1868) y Donizetti (1797-1848), son. junto a Bellini (1801-1835), los grandes representantes del belcantismo, la ópera italiana del primer Romanticismo. Cada uno de ellos propuso nuevas ideas para el desarrollo musical del drama que han quedado para posteridad.

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