Emilio del Río: "Todo el mundo habla a diario latín sin saberlo"

"Controlar la ira nos hace vivir con serenidad y buen ánimo", asegura el gran defensor de la cultura grecolatina, que estrena el libro "Carpe Diem"

Emilio del Río animando al público a cantar y tocar las palmas.

Emilio del Río animando al público a cantar y tocar las palmas. / Irma Collín / LNE

María José Iglesias

María José Iglesias

Oviedo

En un mundo donde las emociones se desbordan, aprender a controlar sentimientos como la ira se antoja fundamental para vivir con serenidad y buen ánimo. Así lo preconizaba Seneca, el filósofo hispano-romano fundador del estoicismo, y así lo destacó ayer en un repleto Club LA NUEVA ESPAÑA Emilio del Río, el gran divulgador de los clásicos, profesor de la Universidad Complutense y activista por las humanidades clásicas, disciplina que cultiva con humor y entusiasmo.

Emilio del Río, a la derecha, animando a cantar y tocar las palmas al público que abarrotó el Club LA NUEVA ESPAÑA. | IRMA COLLÍN

Emilio del Río firmando libros. / Irma Collín

Tanto es así que entre citas, aforismos y reflexiones, Emilio del Río, que estrena el libro "Carpe Diem", puso al público a cantar y tocar palmas: "Los clásicos adoraban la música, que es capaz de cambiar nuestro estado de ánimo".

Séneca iba aún más allá: "Es un delito del espíritu cuando la ira se apodera de la mente, pues lo hace por completo. Esta emoción es degradante y denigrante para quien la manifiesta", señaló del Río, empeñado en demostrar la vigencia de reflexiones por las que los siglos parecen no pasar. "Este consejo milenario sigue vigente y es una invitación a dilatar las respuestas, a detenerse, respirar y dejar que el tiempo suavice el impacto emocional. Un buen acompañamiento para este ejercicio puede ser la música, que calma el alma y ayuda a poner distancia ante el enfado", resaltó Emilio del Río. Como docente aludió a la importancia de formar a los niños y jóvenes para que no reciban todo lo que piden, "algo que fomenta la paciencia, el esfuerzo y la resiliencia, valores necesarios para afrontar los retos de la vida", resaltó. El valor de las "palabras, que vuelan", (verba volant...) contrasta con la perdurabilidad de los escritos, como añadió Del Río, discípulo del pensador y periodista Antonio Fontán. "La cultura clásica, con sus reflexiones y enseñanzas, sigue siendo una guía valiosa para el autoentrenamiento emocional. De hecho, muchos recurren a los clásicos para encontrar respuestas que los manuales de autoayuda modernos no siempre ofrecen", remarcó el conferenciante, a quien presentó su buen amigo, el profesor ovetense Santiago Recio, catedrático de Latín del Instituto Alfonso II, de Oviedo.

"Marco Aurelio, el emperador filósofo que aparece en la película Gladiator, es un ejemplo de cómo la filosofía puede acompañar a la vida", recalcó Del Río. "El cambio es la única certeza de la existencia. Heráclito, con su paradoja de que ‘nunca te bañas dos veces en el mismo río’, subrayaba que lo único seguro es la transformación. Aceptar esta realidad ayuda a encarar la vida con objetivos realistas y sin excesos, para evitar la infelicidad", aseguró. Otro detalle curioso es que "todo el mundo habla latín a diario sin saberlo". Hay expresiones como "Nulla dies sine linea" (ningún día sin una línea), relativa al pintor griego Apeles, quien, según Plinio el Viejo, no pasaba un día sin dibujar al menos una línea. La frase se ha convertido en un proverbio que enfatiza la importancia de la práctica. Emilio del Río finalizó con un mensaje de ánimo para el Real Oviedo: "Con orgullo, valor y garra subiréis a Primera", concluyó. n

"El silencio sabe a menta", es el nuevo libro de relatos de Martín Castro Masaveu, en los que explora el silencio en todas sus formas: como virtud, como defecto, como éxito o como fracaso. Martín Castro Masaveu invita a escuchar lo que el silencio tiene que decir.

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