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Ana Lobeto: "Alfonso XIII envió a su hijo a Asturias para mejorar su imagen"

"El príncipe de Asturias se alojó en el hotel Covadonga de Oviedo, visitó las fábricas de Arnao y el Gaitero y bajó al pozo Sotón", señaló la historiadora

Por la izquierda, Ana Lobeto y Mónica García Cuetos, ayer, en el Club LA NUEVA ESPAÑA.  | IRMA COLLÍN

Por la izquierda, Ana Lobeto y Mónica García Cuetos, ayer, en el Club LA NUEVA ESPAÑA. | IRMA COLLÍN

María José Iglesias

María José Iglesias

OVIEDO

Tribuna Ciudadana realiza esta tarde una mesa redonda sobre la Universidad pública y las universidades privadas en Asturias. Participarán representantes de los grupos políticos representados en la Junta General del Principado: PSOE, PP, Vox, Convocatoria por Asturias-IU-Más País-IAS y Grupo Mixto. Moderará el acto Javier Suárez Pandiello, catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Oviedo. El nuevo Decreto de Universidades pone en jaque, al menos, a uno de los tres proyectos privados con intención de desembarcar en Asturias.

En el verano de 1925, Asturias fue testigo del último gran viaje de un heredero al trono antes del fin del reinado de Alfonso XIII. Fue una operación cuidadosamente planificada para mejorar la imagen de la monarquía, en un momento en el que buscaba legitimarse ante una sociedad en transformación. Pocos años después, en 1931, Alfonso de Borbón, aquel joven príncipe que recorrió la región cumpliendo una intensa agenda, partiría al exilio con el resto de su familia, para no regresar jamás.

Así lo relató ayer en el Club LA NUEVA ESPAÑA la profesora y doctora en Historia Ana Lobeto Álvarez, que estudia desde hace años las visitas regias al Principado. "El recorrido incluyó paradas en la Real Compañía Asturiana de Minas, en Arnao (en la que la Familia Real tenía intereses); el pozo Sotón, en San Martín del Rey Aurelio, o la fábrica de Sidra El Gaitero, en Villaviciosa, donde se le mostró el proceso de producción", explicó Ana Lobeto, a quien presentó Mónica García Cuetos, doctora en Arte y especialista en turismo, que contextualizó el valor simbólico y cultural del viaje. Durante el recorrido por el Occidente, el príncipe pernoctó en grandes casas de la zona. También recibió obsequios, como dos lobos vivos en Tineo. La etapa final incluyó Cangas del Narcea, donde el heredero participó en la inauguración de la línea telefónica, el 29 de agosto.

"En Oviedo, se alojó en el Gran Hotel Covadonga, propiedad de los señores de Sousa, decorado con mobiliario artesanal hecho en los talleres del Río. Asistió a una misa en la Catedral, fue recibido en el Ayuntamiento y hasta presenció un partido de fútbol en el campo de Teatinos", explicó Ana Lobeto. Tampoco faltó la visita a Covadonga, de alto valor simbólico.

"Una de las anécdotas destacadas fue la participación del gaitero de Libardón en una verbena popular, en Gijón, como contrapunto a la cena de gala que tuvo lugar en el Palacio de Revillagigedo", según contó la conferenciante.

Las mujeres tuvieron un papel visible en los actos programados entonces, como revelan las fotografías de la época. Una de ellas, mostrada en la charla, incluye a la esposa e hijas del director de la fábrica de la Real Compañía Asturiana de Minas en Arnao, luciendo la moda de los años 20.

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