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Carmen Lomana: "Sólo la cultura y la belleza salvarán al mundo de tanta vulgaridad"

"Perder a mi marido marcó un antes y un después; era todo para mí, pero hay que saber cerrar etapas", señala la empresaria que publica "Pasión por la vida"

Carmen Lomana en Oviedo: "La frivolidad forma parte de la inteligencia, a veces hay que dar un toque de humor para que la vida no nos angustie"

VÍDEO: Amor Domínguez, Jimena Aller/ FOTO: Irma Collín

María José Iglesias

María José Iglesias

OVIEDO

"Sólo la cultura y la belleza salvarán al mundo de tanta vulgaridad; vivimos momentos oscuros". Carmen Lomana, empresaria, colaboradora en medios de comunicación, coleccionista de alta costura y enamorada desde su niñe z de las playas de Celorio, (Llanes), desgranó ayer su vida en el Club LA NUEVA ESPAÑA, donde dejó claro que escribe sus libros ella misma, y en el más reciente ("Pasión por la vida", editado por La Esfera de los Libros), ) profundiza como nunca en el relato de sus vivencias.

emotivo reencuentro tras cuarenta años. Carmen Lomana se llevó una gran alegría al ver en el público a su amiga de juventud en Celorio, Isabel de Paz y el marido de ésta, Alfredo Olay.

emotivo reencuentro tras cuarenta años. Carmen Lomana se llevó una gran alegría al ver en el público a su amiga de juventud en Celorio, Isabel de Paz y el marido de ésta, Alfredo Olay. / Irma Collín

A Lomana, feliz de encontrarse en Oviedo, le costó despojarse de la emoción al inicio de la charla. "En LA NUEVA ESPAÑA hay reportajes míos de jovencita en Celorio; este periódico forma parte de mi vida, aigual que Asturias", dijo. La sorpresa fue mayúscula cuando recibió la copia de uno de esos reportajes, firmado por el entonces joven reportero Graciano García, en el que Lomana aparece con una larga melena oscura que emulaba la de Massiel, acompañada por su amigo el escultor Eduardo Úrculo. Asturias va con ella , leonesa de nacimiento, por la rama materna, originaria de Canseco (León) y La Collaona (Laviana), como relató, dejando clara su gran admiración por la naturaleza. En el público no faltó Carla Fernández-Lomana, una de sus sobrinas ovetenses, hija de su hermano, Carlos, su amigo, Jesús Arroyo, la diseñadora Pía Menéndez-Graíño, numerosos rostros conocidos de la ciudad, y hasta una señora ucraniana que la saludó en la calle y a la que invitó al acto.

Amor por Celorio

"Desde niña veraneo en Celorio. Mis primeros amores fueron allí. Mis padres nos traían a la Ópera a Oviedo, íbamos a cenar al Tenis y a aquellos bailes con orquesta", señaló Lomana, durante la conversación que mantuvo con el periodista Ramón Suárez, que sigue su trayectoria desde hace años. Lomana, que algún año acudió a los Premios Princesa de Asturias, confesó su admiración por la obra de Byung-Chul Han, filósofo y teólogo católico surcoreano galardonado este año en el apartado de Comunicación y Humanidades.

Una parte esencial del libro la ocupa su marido, el diseñador industrial chileno Guillermo Capdevila, del que enviudó en 1999 a causa de un fatídico accidente de coche: "era mi vida entera", confesó . "Nos prometimos ser siempre como novios. No tuvimos hijos, aunque yo quería cinco". La pérdida marcó un antes y un después: "Me costó mucho dejar mi mundo en San Sebastián y marcharme a Madrid. Fueron tres años horribles. Pero mi madre me animó. En la vida hay que saber cerrar etapas. No puedes regodearte en tu pena. Ahora me gusta mi vida en Madrid, aunque en Celorio es donde me siento más plena", explicó. "Sólo discutíamos por política", reveló Lomana. Capdevila llegó a estar preso en el Estadio Nacional de Chile, durante el golpe de Pinochet, mientras que Lomana creció en una familia muy conservadora. "Debemos ser críticos, no sectarios. Yo no soy anti socialista; sólo deseo lo mejor para mi país", dijo con firmeza. Sobre Isabel Preysler, su eterna "enemiga" , que también acaba de estrenar libro, contó como la conoció cenando en Los Monteros (Marbella), recién llegada a España. "No me cae mal, pero somos muy diferentes. También mencionó a Ágatha Ruiz de la Prada, a quien dijo guardar cariño, aunque reconoció haber sufrido por algunos desencuentros públicos.

Entre confidencias, Carmen fue tejiendo su filosofía de vida: "La frivolidad es síntoma de inteligencia. Podría vivir sin trabajar, pero me hace feliz gestionar y ganar dinero, porque eso forma parte de tu libertad y tu independencia. Me gusta controlar mi vida", resaltó.

La decadencia de la costura

"Tuve una tienda de ropa en San Sebastián. Cuando el Museo del Traje me pidió hacer una exposición con mi colección, comprendí que la moda es cultura. La ropa no te viste, te desviste. Es tu carta de presentación", señaló. Ayer se presentó con vestido Prada y joyas Chanel, y también habló del valor de los oficios artesanos y de la decadencia de la alta costura. "Prada y Miu Miu, me gustan mucho, pero esas grandes firmas ya son historia. Loewe hace cosas interesantes y en Prêt á Porter, Sandro o Zadig & Voltaire me interesan bastante", explicó.

"Mi filosofía de vida es pensar y meditar todos los días , en lo que tengo y en lo que me falta. Me duele pensar que puedo dañar a alguien con mis palabras", reconoció. El acto de contrición llegó al punto de pedir disculpas a Isabel Preysler, "por haber sido crítica con ella".

Sin necesidad de estilista

"No tengo un gran equipo. Tengo un gran representante que me organiza la agenda. El libro se lo dedico a Sandra, la empleada de mi casa, la que me cuida desde hace más de veinte años, y me hace los vídeos bajando las escaleras" (vídeos que generan miles de likes en sus redes sociales), indicó.

"Soy muy humilde, no voy de nada. Hago mucha publicidad para marcas importantes. Me maquillo sola y no necesito estilista, se muy bien lo que tengo y lo que quiero, además tengo un armario infinito...Bueno, en realidad no tengo un armario, tengo habitaciones, pero en este momento de mi vida quiero ir mas ligera de equipaje", concluyó.

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