Enrique Antuña I Historiador experto en la Jira de Trasona
“Ensidesa se comprometió en la organización de la fiesta en Trasona y la gente respondió con entusiasmo y asistencia masiva”
"El pantano era un escenario perfecto para esas competiciones acuáticas tan llamativas, con orillas en pendiente que se llenaban como gradas"
"En el año 64, a poco más de un lustro de su nacimiento, la organización hablaba ya de 20.000 asistentes"

El historiador Enrique Antuña.

Enrique Antuña, historiador avilesino nacido a principios de los noventa del pasado siglo, es el autor del libro “La Jira al embalse de Trasona: una breve historia de la fiesta de Ensidesa”. El volumen se publicó en 2018 coincidiendo con el 60.º aniversario de una romería que, para Antuña, no guarda secretos. La Jira está en varios trabajos elaborados por el avilesino y recogidos por la Universidad de Oviedo como trabajo fin de máster. Ahora, Enrique Antuña desvela los secretos de la fiesta corverana a LA NUEVA ESPAÑA.
-¿Qué le atrajo de esta romería?
-Soy de Avilés, nací a principios de los noventa y la Jira de Trasona llevaba ya muchos años siendo cita obligada para toda la comarca. Para los jóvenes era el gran hito de la primavera, y permitía ya vislumbrar el verano en el horizonte. Cuando, más adelante, estudié Historia, me pareció interesante analizar como un evento tan importante a lo largo de generaciones surge y crece. Siempre hemos prestado atención a otros fenómenos, algunos lamentables, como las guerras y batallas, y menos a otros que por suerte están mucho más presentes en nuestra vida cotidiana y en nuestra formación como individuos y miembros de una comunidad. Es el caso de las fiestas.
-¿Dónde hay que situar el origen de esta fiesta?
-La primera Jira se celebró en 1958. Es decir, no es una fiesta con la larguísima tradición que pueden tener otras referencias del calendario festivo asturiano, como el Carmín de Pola de Siero. Por lo que destaca la del pantano es por la gran velocidad a la que creció y se consolidó. En el año 64, a poco más de un lustro de su nacimiento, la organización hablaba ya de 20.000 asistentes.
-¿Cuál ha sido el peso de Ensidesa en la misma?
-Por Ensidesa la fiesta fue lo que fue. José Luis Martín Menéndez, que por entonces era el responsable del Departamento de Asuntos Sociales de la empresa, se inspiró en una celebración del Día de Acción de Gracias que vio en una película en el cine Florida, y planteó hacer algo parecido para los trabajadores. La empresa se comprometió seriamente en la organización, y la gente respondió con entusiasmo y asistencia masiva. Otro responsable de Asuntos Sociales que trabajó durante muchos años por potenciar las actividades culturales y deportivas de la empresa, y porque la Jira llegara a tener las dimensiones que tuvo, fue Fran Llorente.
-¿Cómo se organizaba la Jira?
-Al principio todo se hacía o era canalizado desde Ensidesa, con especial participación de ese Departamento de Asuntos Sociales que tenía su sede en Llaranes y gestionaba la dimensión sociocultural de aquel gran conjunto de trabajadores. Contaban con un amplio y extenso catálogo de grupos de empresa, dedicados a todo tipo de actividades, y por eso desde los comienzos el pantano llenó la jornada de competiciones muy vistosas, sobre todo acuáticas aprovechando el entorno, como el piragüismo.
-¿Por qué en el pantano y no en otro lugar?
-El pantano había sido creado por Ensidesa, y sus contornos inmediatos pertenecían a la empresa si bien debía alquilar algunos prados particulares, sobre todo tras los primeros años, para alojar a tanta gente como acudía, y eso daba facilidades. El propio pantano era un escenario perfecto para esas competiciones acuáticas tan llamativas, con orillas en pendiente que se llenaban como gradas. Además, era un lugar campestre ideal para una comida familiar colectiva a la manera de las clásicas romerías, a las que los asturianos estaban acostumbrados de siempre. Al mismo tiempo, estaba cerca de Avilés, y aunque pronto el acceso rodado se vio desbordado pese a los esfuerzos de Ensidesa, muchos romeros de todas partes de la comarca iban caminando con la familia y la comida sin problema, como se había hecho siempre en esas romerías.
-¿Qué es lo más destacable de aquellos inicios?
-Yo diría que la combinación de los ingredientes clásicos de una fiesta tradicional con los que podía aportar una empresa tan potente como lo era Ensidesa. Estaba esa vertiente de la comida campestre, había música y bailes tanto de estilo típico regional como a la última moda, actividades deportivas de toda clase... Fue una fiesta nueva, que tenía en su contra la falta de tradición, pero todo el mundo se implicó y la volvió suya, y si hoy vemos imágenes de aquellos primeros años, que transmitía puntualmente la revista que publicaba la empresa para sus trabajadores, podemos ver que el resultado fue realmente impresionante.
-¿Hay algún caso similar en la región?
-Fiestas muy populares tenemos muchas, desde luego. Antiguas que siguen en todo su esplendor o recientes que se han consolidado muy bien. Sin embargo, yo diría que cuesta encontrar una con un despegue tan apoteósico como el que tuvo la Jira de Trasona. Claro, que pocas empresas de la talla de la Ensidesa de los cincuenta y sesenta se han instalado en Asturias, y puesto a celebrar fiestas masivas para sus trabajadores. Las condiciones son difícilmente repetibles.
-¿Qué queda hoy de aquello que fue la Jira?
-Ensidesa fue clave en la historia de la Jira, y sus destinos iban de la mano... hasta cierto punto. El esplendor duró hasta mediados de los setenta, aproximadamente. Años difíciles para la economía global, y que marcaron el inicio de una etapa dura para la empresa, que inició un largo viacrucis hacia la reconversión de finales de siglo. El fin del importante apoyo económico y organizativo de Ensidesa amenazó con hacer desaparecer la fiesta, pero ya estaba demasiado asentada en el calendario de la gente de Avilés y su comarca, que consiguió mantenerla con su presencia hasta que el Ayuntamiento de Corvera volvió a darle estabilidad, como la tiene ahora.
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