Así es "Mi fiel escudero", el hotel canino de Villa (Corvera) que ofrece cuidados personalizados a los perros de la comarca de Avilés
Tras casi una década de preparativos, el adiestrador Pablo Aranda logró sacar adelante un proyecto que, tras un lustro de actividad, cuenta con una nave con capacidad para 30 perros y 5.000 metros cuadrados de parcela donde correr y jugar sin correa
El espacio también presta asistencia a los perros custodiados por el Ayuntamiento de Corvera: "Lamentablemente, muchos morirán aquí porque son grandes y mayores"

Christian García / Amor Domínguez
Casi una década de trabajo para sacar adelante un proyecto que, muy pronto cumplirá un lustro de existencia. Se trata de "Mi fiel escudero", un hotel canino -de los primeros en crearse en Asturias- ubicado en Villa y gestionado por Pablo Aranda. Allí, sus tres perros -Coco, Odín y Samba, dos labradores y un border collie- ejercen de acompañantes ideales para los canes que acuden por primera vez a las instalaciones, las cuales cuentan con 5.000 metros cuadrados de parcela en la que hay ubicada una nave con capacidad para 30 animales.
"La idea siempre la tuve, pero sacarla adelante costó unos ocho o nueve años", declaró Aranda, que detalló que las labores más complicadas tuvieron que ver con la búsqueda constante de una finca que cumpliese los requisitos del negocio, además de la obtención de los permisos municipales. "Montar un hotel canino no es nada fácil", afirmó el fundador de "Mi fiel escudero", que además ejerce como instructor para perros de asistencia: "Siempre he sido muy de perros y estoy en este mundo desde hace quince años. Toda la vida me apasionó el adiestramiento. La idea de abrir el hotel surgió porque me di cuenta de que, en verano, la gente necesitaba un sitio donde dejar a sus perros, en caso de no poder viajar con ellos, y que fuese seguro y estuviese preparado para atenderlos", abundó Aranda. Y desde entonces, cinco años de duro trabajo.

Juan Medina y Pablo Aranda, junto a Coco, Odín y Samba, en las instalaciones del hotel canino "Mi fiel escudero" de Corvera. / C. G.
En cuanto al perfil de los clientes, Aranda explicó que las necesidades "son variadas", pero que los usuarios "son asiduos". "Por un lado, los hay que traen a sus perros para un día completo, otros por horas, y otros incluso semanas, según las necesidades y la situación. Pero también hay muchos que dejan a su perro antes de ir a trabajar y vuelven por la tarde a recogerlo ya después de comer, jugar y descansar", comentó.
Actualmente, el hotel cuenta con 5.000 metros cuadrados de terrenos donde los perros pueden estar sin correa, tanto en grupo como de forma individual -en caso de perros con problemas a la hora de socializar con otros- o con paseos personalizados para cada uno. "Aquí priorizamos, ante todo, la seguridad de los perros. En caso de que haya algunos que son agresivos o que no pueden relacionarse con otros, se realizan paseos personalizados para cada uno", comentó Aranda. En la nave central, con capacidad para una treintena de canes, se ubican las "celdas" de 8 metros cuadrados en las que los perros descansan durante la jornada. Ahí, reciben un menú personalizado de forma individual, cuentan con cama, agua fresca e, incluso, calefactor para el invierno. "Está todo pensado para que noten el menor cambio posible respecto a sus casas", añadió el adiestrador.
Respecto a la asistencia de perros con problemas de conducta o de socialización, Aranda apuntó que ahí entran en juego Coco, Odín y Samba. "Están educados desde cachorros como perros de asistencia. Prestan apoyo a niños con TEA (trastorno de espectro autista) o personas con algún tipo de necesidad especial. Si llega algún perro con alguna necesidad concreta, lo junto a mis perros porque tienen una conducta plana, no muestran agresividad y enseñan al invitado señales de evasión de conflictos para alcanzar la calma. Con ello, entenderá el lenguaje canino", comentó Aranda.
Además de la estancia, Aranda también ofrece servicio de adiestrador. Sumado a la labor de sus tres perros asistentes, comentó que la principal necesidad a la hora de entrenar a un perro es "la constancia". "No sirve de nada venir aquí, enseñarte algunas cosas y que luego al volver a casa no se apliquen. La educación es la clave y crear un vínculo es muy importante", abundó Aranda.

Parcela exterior del hotel canino de Villa. / C. G.
En ese sentido, el adiestrador también puso el foco en la importancia de jugar con los perros. "La actividad constante no sirve de nada. Ahora están muy de moda los border collie, que es una raza que, al cabo de un tiempo, corren el riesgo de desarrollar una dependencia con la pelota. Si a un perro activo le damos más actividad, lo convertimos en un atleta de élite. Yo defiendo mucho los juegos de olfato, pero siendo partícipes para compartir momentos y crear vínculos. Quince minutos de juegos olfativos juntos y estará mucho más cansado que tras correr sin parar durante horas", recalcó.
Por otro lado, "Mi fiel escudero" también lleva a cabo una importante labor como es el cuidado de perros custodiados por el Ayuntamiento de Corvera, los cuales realizan paseos y juegos de forma individual, con un técnico, para evitar encontronazos entre ellos. Malinois (perro pastor belga), mastines, rottweiler... Perros de raza, pero también cruzados que han sido abandonados y que, ya adultos -algunos de 8 o 10 años- tienen complicado encontrar una familia que los adopte. "Lamentablemente, muchos morirán aquí porque son grandes y mayores. A diferencia de los cachorros, que en apenas una semana se van con una familia, a estos la gente los rechaza", comentó. A ese respecto, Aranda ve con buenos ojos el futuro albergue comarcal, el cual considera "muy necesario" aunque matiza que "hay que hacer una buena gestión".
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