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"Kenia", la perra heroína que obró el milagro en Corvera: la intrahistoria del rescate a un octogenario (y todo el trabajo que tiene detrás)

La Unidad Canina de Rescate del 112 entrena a los animales "para que las familias tengan algo de tranquilidad"

Trabajan la obediencia y la motivación con los canes: "Para ellos es como un juego"

VÍDEO: Así trabajan y se adiestran los perros de rescate del 112

Miki López

Noé Menéndez

Noé Menéndez

Lugones

El pasado fin de semana la perra "Kenia" se convirtió en la gran protagonista del rescate de un octogenario desaparecido durante dos días. Su trabajo fue clave para encontrar al hombre en el fondo de un terraplén. Sin la heroica intervención de "Kenia" podría haber pasado cualquier cosa. La perrita forma parte de la Unidad de Rescate Canino del 112, un cuerpo que, ante todo, ama trabajar con los animales. Para ellos ayudar a encontrar personas es un placer, pero lo que más disfrutan es de pasar tiempo junto a su mascota. De hecho, una de sus prioridades no es localizar desaparecidos, si no ayudar a descartar zonas de búsqueda. "Este tipo de cosas nos motivan para seguir entrenando", reconoce Rubén Rocandio, ‘Rookie’, dueño de "Kenia", la gran heroína corverana.

La Unidad Canina de Rescate se reunió ayer en Lugones, en una fábrica abandonada, para realizar uno de sus entrenamientos matinales. Intentan variar el escenario de sus trabajos, para que así los perros no se acostumbren a la zona. Ayer tocaba derrumbamientos. Pero antes, uno de los miembros sacó una bandeja de pasteles, regalo de la hija y la nieta del hombre desaparecido en Corvera. Y hubo juguetes para los canes. "Yo empecé aquí porque siempre me ha gustado ayudar a la gente. Cuando empecé tenía otro perro, pero se puso malo y adopté a ‘Kenia’ con tres meses. Ahí empezamos a entrenarla para llegar a un momento como el del pasado fin de semana", explica ‘Rookie’ mientras acaricia a "Kenia".

Por la izquierda, Pelayo Fernández y Runa, Jesús Gómez y Morgan, Wenceslao Fernández y Selva, ‘Rookie’ y Kenia, Elena Marcos y y Mini, Miguel de Prado y Kiki, y Víctor Molina y Aikyo.

Elena Marcos echa un ojo a sus perros. / Miki López

"Fue algo grande", dice a la hora de recordar lo ocurrido en tierras corveranas. "Al final los entrenamientos de todas las semanas son para momentos así. Ya habíamos participado en otros operativos, pero nunca habíamos encontrado nada", señala ‘Rookie’, quien narra lo ocurrido durante los momentos previos al rescate. "Por los indicios que teníamos había una zona donde podíamos ir a buscarlo. ‘Kenia’ se marchó, al encontrar un olor genérico. Al rato me señalizó donde estaba el hombre", apunta. Normalmente esos avisos llegan a través de los ladridos del perro, aunque sus dueños tienen unos dispositivos que les permiten localizarlos, aunque vaya cierta distancia. "Poder ayudar y encontrar a alguien con vida es una sensación indescriptible. El esfuerzo vale la pena", asegura.

Descartas zonas, una faceta clave

Tanto "Kenia" como "Rookie" forman parte de la Unidad Canina de Rescate, cuya presidenta es Elena Marcos. Todos los miembros de este cuerpo son voluntarios y compaginan esta faceta con sus trabajos. "Nos encantan los perros y estar con ellos, por eso estamos aquí", revela. Son habituales en todos los dispositivos de búsqueda a lo largo de la región y, además, han ido a ayudar a zonas como Turquía, la Dana de Valencia o Libia. "Cuando el 112 recibe una llamada de que hay una persona desaparecida hay un protocolo, y una parte de él es avisarnos a nosotros. Siempre vamos dos perros y dos guías como mínimo", detalla Marcos, quien asegura que este trabajo "vale la pena", aunque no esconde que es "muy duro". Una de sus últimas acciones fue en Llanes, donde encontrar a una persona que, desgraciadamente, había fallecido. "Por lo menos podemos ayudar a la familia a que tenga algo de tranquilidad", dice Marcos.

"Kenia", la heroína que obró el milagro en Corvera

Víctor Molina, con "Ayko" / Miki López

Algo en lo que incide la presidenta de la Unidad Canida de Rescate y que puede, de primeras, causar cierta sorpresa, es que, normalmente, su prioridad no es localizar a los desaparecidos, si no descartar zonas para poder acotar de mejor manera la búsqueda. "Nuestra primera satisfacción es trabajar con los perros. Si encontramos a alguien ya es el súmmum, pero no es la prioridad. Siempre nos preguntan que a cuantas personas hemos rescatado, pero más importante que eso es despejar las zonas y sabes que allí no está la víctima. No siempre es buscar, también es clave descartar", explica.

Tres años de entrenamiento

Una de las personas claves dentro de la Unidad Canina de Rescate es Miguel de Prado. Este adiestrador es el encargado de formar a los perros para que, tras años de trabajo, puedan ayudar en las labores de rescate. "Lo importante es encontrar la motivación del perro, y a partir de ahí trabajarlo. Hay perros que se lo toman como un juego y otros que lo hacen porque saben que, si hacen bien su trabajo, les dan comida. Paralelamente, además, hay que trabajar la obediencia del perro", detalla el gijonés. Aunque nunca se deja de trabajar, tras tres años de entrenamiento un perro ya se puede considerar como operativo. "Primero empiezas enseñándoles a señalizar a las personas, luego a buscarlas, a que sean capaces de descartar zonas… Poco a poco va creciendo hasta que puede hacer tándem con su dueño", apunta De Prado. Para esas tareas son buenos perros de diferentes razas: de caza, labradores, pastores alemanes o goldens. Lo importante, como demuestra este grupo, es tener ganas de ayudar a los demás.

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