El Entrego,

Miguel Á. GUTIÉRREZ

Hace tres años Carlos García de Andoin recibió el encargo de José Blanco de aproximar posiciones entre el PSOE y la Iglesia. La tarea no fue fácil. Cuestiones como la enseñanza religiosa o la aprobación de los matrimonios homosexuales han tensado las relaciones en muchos puntos del camino. La elección de García de Andoin -licenciado en Teología, Psicología y Ciencias Políticas- para «tender puentes» se produjo porque conoce sobradamente las dos orillas del río. Ex concejal de Sestao, actualmente es coordinador federal de Cristianos Socialistas, un grupo de trabajo que depende directamente de la ejecutiva del PSOE. Con anterioridad fue director de formación de laicos de la diócesis de Bilbao, por nombramiento directo del actual presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez. El pasado jueves García de Andoin estuvo en El Entrego para ofrecer una charla sobre «Política y religión», en un acto organizado por el Grupo Social del Nalón.

-¿Cuáles son las raíces de Cristianos Socialistas?

-Somos cristianos, y en ese sentido formamos parte del bloque confesional. Por otra parte, como socialistas formamos parte del bloque laico. En la situación actual, marcada por la vuelta de la religión a la vida pública, han surgido dos fuerzas: una la encabeza la reivindicación laicista, y la otra, un neotradicionalismo católico que estaba un poco marginado y que ahora se ha colocado en primera línea. Los dos sectores representan la reapertura de una batalla que creíamos superada en la transición y que recuerda, sabiendo que el contexto es distinto, a la confrontación entre fuerzas de la II República y la Iglesia católica. Nosotros somos un elemento de mediación entre esos dos mundos, un grupo que reivindica un pacto por una laicidad incluyente.

-¿Cómo se formaliza ese pacto?

-Por un lado, hay que afirmar que la política se rige por parámetros laicos; el Gobierno no es de los dioses, sino de los hombres. Por otro lado, a la parte laica le decimos que la religión es un asunto público, con un papel muy importante en la construcción de nuestras sociedades democráticas y con el mismo derecho que otros actores sociales para participar en los debates.

-¿Cuál fue la génesis del grupo?

-El nacimiento se produjo hace trece años en el País Vasco tras un encuentro que mantuvimos Ramón Jáuregui y yo para plantear la convergencia entre el PSOE y Euskadiko Eskerra, partido del que yo formaba parte y que tenía una militancia cristiana de base muy importante. En la sociedad civil, bajo muchas de las iniciativas de solidaridad lo que hay es una experiencia de cristianos que hacen de esa solidaridad su proyecto de vida. Jáuregui consideró que muchas veces hay más socialismo ahí que en los afiliados con carné. La primacía de los últimos, el «bienaventurados los pobres» o la afirmación de la justicia social tienen mucha afinidad con el socialismo. Un gran sociólogo como Max Weber ya hablaba de la maldita costumbre de la Biblia de ponerse de lado de los pobres.

-¿Y la llamada de Rodríguez Zapatero?

-En 2004, coincidiendo con el décimo aniversario, Pepe Blanco me propuso ser coordinador federal de Cristianos Socialistas y que promoviéramos la experiencia en el resto de España. Mi encargo principal es tender puentes entre el partido y el mundo cristiano. Eso tiene sus ramificaciones y una es la relación entre Gobierno e Iglesia, pero no es el cometido principal. Un caso concreto ha sido el relativo a los profesores de religión, que ahora van a poder gozar de una contratación indefinida. Ha habido otro campo como la Educación para la Ciudadanía, y ahí hemos conseguido que la Federación de Enseñantes Religiosos de España (Fere) colabore en la elaboración del currículum de la asignatura. Es una oportunidad y una apuesta importante, pese a que algunos obispos, como Cañizares (Arzobispo de Toledo), están haciendo campaña a favor de la objeción de conciencia contra Educación para la Ciudadanía. Otro ámbito ha sido la solución a la asignatura de religión en Secundaria, en donde se ha incluido la posibilidad de recibir una enseñanza laica o confesional de las religiones.

-¿Se encuentra muchas piedras en el camino desde la otra parte?

-En estos años me he relacionado con muchos obispos y en la sociedad muchas veces no se llega a percibir el pluralismo que existe entre ellos. Parece que los únicos que tienen la voz cantante son unos pocos, como es el caso de Antonio Cañizares, que si algo está haciendo es dinamitar puentes entre Iglesia y Gobierno. El otro día decía que hay una gran fractura dentro de la Iglesia española. Yo le preguntaría si se ha examinado y si no es él uno de los factores que están hoy fracturando la Iglesia católica. Hay obispos que son personas con un gran sentido común, que saben valorar los esfuerzos de diálogo y están intentando ayudar a tender puentes.

-¿Son más los que tienden puentes o los que los quieren echar abajo?

-Hay de todo. Yo diría que la cosa está mitad y mitad.

-Tradicionalmente se ha asociado la Iglesia con una opción política determinada.

-Sí creo que hay una cierta apropiación indebida por parte de la derecha de la Iglesia y de lo religioso. Y lo religioso es plural. En 2004 el 46 por ciento del electorado del PSOE se definió como católico practicante. Se está jugando desde algunos sectores de la Iglesia y del PP a indentificar el ser católico y de derechas. Juan Pablo II dijo que no a la guerra de Irak, ¿no es contradictorio que el ministro de Defensa de Aznar, Federico Trillo, un católico explícito, no tenga ningún problema en desobedecer una mandato absolutamente claro del Papa? Las dificultades para conciliar ser cristiano y de derechas son más importantes que para ser cristiano y de izquierdas.

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