El Entrego,

Aitana CASTAÑO

Miguel Ángel Cabranes Rea podría pasar desapercibido paseando por las montañas de Asturias, entre visitantes de mil lugares y en pleno agosto. Pero todas las miradas se acaban posando, irremediablemente, en este entreguín de 50 años. No es ni por su atuendo ni por su mochila, ni siquiera por el bastón que lleva en la mano derecha. Lo que atrae la curiosidad de quienes se lo cruzan es su calzado: unas madreñas. Cabranes se está convirtiendo en un experto del montañismo con el popular calzado asturiano. Ya hizo la ruta del Cares e incluso subió hasta el refugio de la Vega de Urriellu. Su nuevo reto tendrá lugar mañana sábado.

El entreguín recorrerá 28 kilómetros, los que van desde la localidad llanisca de Riocaliente hasta el santuario de Covadonga. No irá solo; a sus acompañantes habituales -su mujer y un matrimonio amigo- se sumarán otros conocidos que, como él, pasan las vacaciones en un camping del concejo de Llanes. La ruta ya está pensada: «Saldremos de Riocaliente a eso de las ocho de la mañana, iremos hasta el pueblo de El Llacín, de ahí nos acercaremos hasta Corao y después ya nos encaminamos hasta Covadonga», explica Cabranes Rea que, como las otras veces, espera el día de la excursión «con mucha ilusión».

La caminata sobre madreñes hasta Covadonga es algo que Cabranes ya llevaba planeando mucho tiempo, pero tal y como explicó, «hay que prepararlo bien y contar con la gente para disfrutar de todo».

«Les madreñes», que se suelen emplear en las huertas y en los pueblos para que, cuando llueve y se embarran los caminos sea más fácil transitarlos, se han convertido, gracias a este entreguín, en un inmejorable calzado para los montes. «No es difícil, sólo tienes que poner mucho cuidado para que no se tuerzan los tobillos, pero, una vez que te acostumbras, incluso resulta hasta cómodo», apunta Cabranes Rea, aunque reconoce que «lo que más se cargan son los gemelos». Lo de utilizar las madreñas para andar por el monte «fue al principio un poco para reírme con los amigos. Al final, quería demostrarme si podía hacerlo o no», señala este vecino de El Entrego.

Miguel Ángel, de profesión artesano de la madera -hace de todo menos madreñas, casualmente- es, además, un ferviente defensor del paisaje asturiano. «¿Por qué vas a tener que salir fuera, ir lejos, para ver cosas que tenemos aquí?», comenta. En su opinión, algunas de las más bellas rutas de montaña están en la región: el Retiñón, peña Mea, o su favorita, la de Horcados Rojos, no muy lejos del Urriellu, que lo vio subir en «madreñes de montaña». Cabranes, que conoce muy bien, «como la palma de la mano», los montes del Oriente de Asturias, se aventurará mañana a llegar a Covadonga y después contarlo, y más tarde pensar otra ruta, otro camino, por el que andar con su peculiar calzado.