Mieres del Camino,

José A. ORDÓÑEZ

El negocio de la nieve está en entredicho. Y no sólo por los inconvenientes que plantea el cambio climático, sino también por cuestiones económicas. Dejando a un lado su impacto ambiental o el hecho de que, según los científicos, el calentamiento global impedirá la práctica del esquí por debajo de los 1.800 metros de altitud, voces autorizadas ponen en seria duda la viabilidad de los complejos de la Cordillera, todos ellos de titularidad pública, sobre la base de que los beneficios que reportan al territorio y a las personas que residen en su entorno no justifican, ni de lejos, las importantes inversiones que se derivan de su funcionamiento. El asunto cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que las estaciones están llamadas a una cada vez mayor dependencia de los cañones de nieve artificial, lo que disparará los costes de mantenimiento. Según los expertos, estos sistemas suponen un gasto de unos 3.000 euros cuando se inician.

Un informe del Consejo Económico y Social (CES), coordinado por el profesor Aladino García, ya alertaba del problema. Además de calificar de «arriesgado» que el Principado invirtiera más de 15 millones de euros en la estación de Fuentes de Invierno, los autores de «Población, administración y territorio en Asturias» concluyen que los complejos de esquí de la Cordillera «no contribuyen a fijar población en el entorno, permanecen poco tiempo abiertos y apenas inducen beneficios económicos». Es más, también se fijan en el calentamiento global del planeta para afirmar que «la reducción de las nevadas y el aumento de las temperaturas que conlleva el cambio climático incrementarán su dependencia de los cañones de nieve artificial, lo que reducirá aún más la temporada de esquí».

Que las estaciones cantábricas resultan deficitarias es un hecho que nadie pone en duda. Los gastos que generan en mantenimiento e inversión están muy por encima de los ingresos. Además, su aprovechamiento turístico sigue, de momento, fuertemente estacionalizado y apenas va más allá de una campaña que va de diciembre a Semana Santa, si las condiciones meteorológicas son propicias.

A falta de balances específicos sobre los resultados de Valgrande-Pajares o de Fuentes de Invierno, ambas propiedad del Principado, un informe elaborado de la Plataforma para la Defensa de la Cordillera Cantábrica da una idea de lo que puede suponer una estación de esquí para las arcas de una Administración autonómica. El estudio cifra en 1,6 millones el déficit acumulado por la estación de esquí de San Isidro durante el ejercicio de 2006. El cálculo, basado en los presupuestos de la Diputación de León, eleva las pérdidas totales de los dos complejos de esquí de la provincia vecina hasta los 2,1 millones, toda vez que Leitariegos también presentó unos números rojos por encima de los 470.0000 euros. Y ello pese a que, según los autores del documento, «los gastos en ambas instalaciones se circunscribieron casi exclusivamente a gastos de funcionamiento».

Al analizar las partidas dedicadas a los complejos de esquí en el Presupuesto provincial, el colectivo ecologista establece varias comparaciones que, cuando menos, animan a la reflexión. Y es que, por ejemplo, la Administración provincial destinó a las partidas de asistencia a domicilio un gasto inferior al conjunto de las estaciones de esquí. También resulta sorprendente comprobar cómo el capítulo destinado a emergencia social básica es menor, en 178.498 euros, al presupuesto que tiene San Isidro para electricidad. Además, siempre de acuerdo al estudio de la plataforma, la inversión para infraestructura sanitaria transferida a los ayuntamientos, junto a la dedicada a los centros escolares del medio rural, es similar a la que se lleva la partida de reparaciones y mantenimiento de maquinaria e instalaciones de las dos estaciones leonesas.

Todavía hay más ejemplos. El análisis presupuestario del colectivo conservacionista revela que el capítulo destinado por la Administración leonesa a la construcción de un campo de golf en San Isidro, proyecto que ha sido paralizado a última hora, superaba muy ligeramente el montante global de todo el plan especial de municipios desfavorecidos. Además, la plataforma también pone de manifiesto que el presupuesto íntegro destinado a obras en municipios con una población inferior a los mil habitantes no llega a la que se destina a pagar los gastos de combustible en Leitariegos y San Isidro.

Una vez analizados todos los datos económicos, el colectivo ecologista concluyen que «resulta difícil creer que las instalaciones leonesas sean capaces de compensar sus déficits con beneficios para la población local». Al contrario, aseguran que el «efecto de arrastre de estos subsectores es escaso», ya que «los visitantes permanecen poco tiempo en la zona, casi lo justo para esquiar». Los conservacionistas añaden que «los complejos de esquí suponen una indudable y real destrucción de los recursos naturales», pintando un cuadro de «política económica no ya ineficaz, sino contraproducente».