Mieres / Langreo, J. E. M.

Como un jarro de agua fría. Así cayó ayer la noticia del archivo de la querella contra los directivos del Montepío en el seno de la Plataforma de Socios Afectados, el colectivo que impulsó la demanda al considerar que se había cometido un supuesto fraude en la compraventa de 60 pisos en Murcia y un edificio de 140 apartamentos en Almería. Esta denuncia, presentada ya en 2003, había motivado la imputación, por parte de la Audiencia Provincial de Murcia, de veintidós directivos del Montepío y de un empresario de Riosa.

Los portavoces de la plataforma conocieron la decisión del Juzgado de Oviedo, al que se trasladó la investigación en 2007 después de que la defensa la solicitara hasta en tres ocasiones, a través de LA NUEVA ESPAÑA. «Ni nuestra procuradora ni nuestro abogado tienen aún notificación del auto», dictado ya el pasado 25 de abril. No obstante, a tenor de los extractos publicados ayer por este diario, los portavoces de la plataforma no dudan en calificar de «antinatural» el archivo de la causa y destacan que la decisión se adopta «incluso antes de que se hayan practicado todas las testificales aprobadas».

«Siendo respetuosos con el trabajo judicial nos llama la atención que se haya adoptado la decisión sin haber tomado testimonio a los testigos de la acusación y tan sólo pocas horas después de declarar el intermediario de la operación, con poco tiempo de reflexión», afirman. En la plataforma, aún sin conocer el contenido del auto, tienen seguro que recurrirán. «Es lo más probable, y lógico es que lo recurramos».

En espera de recibir la notificación judicial, que se extiende en dieciséis folios y que supone un severo varapalo para los intereses de la acusación, los portavoces del colectivo hacen algunas valoraciones sobre los aspectos que han trascendido. «Nosotros entendemos, y siempre desde el respeto a las decisiones judiciales, que no se puede archivar la causa sin siquiera completar las testificales ya aprobadas. Hombre, puede hacerse pero nos parece antinatural y poco lógico».

El colectivo que impulsó la denuncia sobre las operaciones realizadas por el Montepío, una entidad ligada a más de quince mil familias asturianas, se refiere luego al auto. «El escrito dice que las operaciones fueron aprobadas en la asamblea y eso no es cierto y así está documentado», afirman. Luego añaden: «Han quedado sin solventar y responder varios aspectos: ¿cómo pueden existir dos tasaciones de la misma fecha y con el mismo número de expediente realizadas por Tinsa y con dos cantidades diferentes, una entregada a la Caja y otra al Montepío?, ¿cómo es que el intermediario y el comprador aseguraron en sus declaraciones que las comisiones pactadas fueron de veinticinco millones de pesetas y el Montepío las tiene recogidas de cien millones?, ¿cómo el comprador, de Riosa, necesitó de un intermediario gallego para hacer negocios con una entidad representada por un ex alcalde de Riosa, y cómo asegura en su declaración que no lo conocía de nada cuando su suegro incluso había sido vicealcalde en el mismo Ayuntamiento? o ¿cómo las tres sociedades que cerraron las operaciones, una en Madrid, Mitra XXI, y otra en Barcelona, que aparecen a nombre del mismo vecino de Riosa, no han registrado nunca en su historia actividad mercantil alguna; lo mismo que sucede con la creada por el intermediario y la sociedad Servifor Eume Ortegal?».

Desde la plataforma se refieren luego a otros aspectos del auto: «Asegura el escrito, según lo publicado por LA NUEVA ESPAÑA, que la operación no es oscura porque la financió Cajastur... ¿Desde cuándo que una entidad bancaria financie algo es garantía de que el dinero se use luego correctamente?».

La plataforma quiere conocer el auto para preparar el recurso y hacer una valoración más exhaustiva. «A bote pronto, el anuncio del archivo nos deja estupefactos, creemos que la investigación no ha sido suficiente, creemos que ni siquiera figuran los datos del Registro Mercantil de las sociedades que cerraron la compraventa... Lo que no puede esperar la justicia es que una docena de jubilados setentones lleve el peso de la investigación».