Mieres / Langreo,

Miguel Á. GUTIÉRREZ

Las Cuencas son el territorio de Asturias que cuenta con una esperanza de vida más baja. La expectativa vital de los más de 160.000 vecinos que les quedan a los valles del Nalón y del Caudal es de 79,7 años, una tasa 7 décimas por debajo de la media regional, que es de 80,5 años, y sólo superior a la registrada en la zona oriental de la región. Una lectura panorámica de las cifras resulta, sin embargo, más esperanzadora. En las últimas dos décadas, la esperanza media de vida de los habitantes de las comarcas carboneras se incrementó en casi cuatro años, una evolución pareja a la experimentada en el resto de la región.

Así se desprende de los datos del informe de mortalidad en Asturias, elaborado por la Consejería de Salud. El estudio también detalla que las causas más frecuentes de mortalidad en las Cuencas son las enfermedades cerebrovasculares y las patologías respiratorias, aunque alerta de la tasa de suicidios y el abuso de las drogas entre la población más joven.

El informe del Principado -correspondiente a 2006 y hecho público esta semana- revela un notable desajuste (una década de diferencia) en la esperanza de vida de varones y mujeres. Una vecina de las comarcas mineras aspira, cuando nace, a alcanzar una existencia que ronde los 84,8 años, La cifra disminuye hasta los 74,8 años en el caso de los hombres.

Ese desequilibrio se acentúa en el área sanitaria del Nalón, que abarca diez concejos, la zona de Asturias que tiene la expectativa de vida más alta para las mujeres (85,3 años) y la más baja para los hombres (74,6).

En términos globales, la expectativa global de vida en las Cuencas es de 79,7 años, frente a los 80,5 de la media asturiana. El informe del Principado no apunta una causa concreta para explicar el desequilibrio entre la expectativa vital de las Cuencas y la media constatada en la región. Fuentes de la Consejería de Salud explicaron que estos resultados responden a un efecto estadístico, ya que el cálculo anual de las tasas de esperanza de vida es muy sensible al índice de mortalidad que se registra ese año en los diferentes grupos de edad. Por lo tanto, para hacer una comparación más fiable deben tomarse como referencia los datos de un período prolongado de tiempo.

Como en la canción «El abuelo Víctor» de Víctor Manuel, la huella de la actividad minera y el tabaquismo -una característica que provoca que una de las principales causas de ingreso en las Cuencas sea la enfermedad pulmonar obstructiva crónica- también se percibe en los factores de mortalidad. La enfermedades cerebrovasculares, al igual que ocurre en el resto de Asturias, son la primera causa de fallecimientos en los valles mineros, con cerca de un 8 por ciento del total de decesos.

Sin embargo, en las cuencas centrales asturianas cobran una especial relevancia como motivo de fallecimientos las enfermedades crónicas de las vías respiratorias y los tumores malignos de tráquea, bronquios y pulmón, con unos índices superiores a los promedios regionales. En las Cuencas, estos tipos de patologías ocasionaron el pasado año un 12 por ciento de las muertes y fueron la primera causa de fallecimiento entre los varones.

El estudio, elaborado por la Consejería de Salud del Principado y que acaba de conocerse, según los datos de mortalidad contabilizados en las diferentes áreas sanitarias, también realiza un desglose por grupos de edad. En total, sólo se produjo en 2006 un fallecimiento de un menor, de 14. Fue en el valle del Nalón, por una septicemia. Según este análisis, entre los vecinos del Caudal de entre 15 y 39 años, las principales causas de muerte son el envenenamiento accidental por psicofármacos y drogas de abuso, los accidentes de tráfico y los infartos agudos de miocardio (con tres fallecimientos en cada caso).

En la misma franja de edad, la causa fundamental de decesos en la comarca del Nalón fueron los suicidios y lesiones autoinfligidas (seis casos, cinco de ellos varones). Precisamente, esta muerte por suicidio de una mujer es la única registrada entre la población femenina en el grupo de edad que va de los 15 a 39 años en la citada comarca.

En la franja comprendida entre los 40 y los 64 años, el factor principal de mortalidad en los dos valles mineros del centro de la región es el tumor maligno de tráquea, bronquios y pulmón. Sin embargo, le siguen muy de cerca el infarto agudo de miocardio, la cirrosis y otras enfermedades crónicas del hígado, con 25 y 20 decesos, respectivamente. Las enfermedades cerebrovasculares acaparan la mayor parte de los fallecimientos en el grupo de personas mayores de 65 años.