Estos días se vienen manifestando a través de los medios de comunicación las diferentes posiciones sobre la instalación de una central de gas a ciclo combinado en Lada-Langreo por la eléctrica Iberdrola. Unas aptitudes rechazando la ubicación por las consecuencias del deterioro ambiental de la zona y los perjuicios para la salud de los ciudadanos, agravándose fundamentalmente para los niños, ancianos y enfermos crónicos: personas que sufren bronquitis crónica, asma y enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que se verán mas perjudicadas por la acción de la contaminación de estas centrales. Algunos estudios indican que son los niños los que más sufren asma y otras enfermedades respiratorias a consecuencia de la contaminación. El asma se considera la enfermedad crónica más frecuente en los niños.

Otras posiciones se manifiestan a favor de la instalación de la central, alegando, entre otras razones, la creación de puestos de trabajo y que las centrales de ciclo combinado contaminan menos. (Posiciones refrendadas por el PP y el PSOE). ¿Qué entienden estos señores por contaminar menos? ¿Que el gas produce una combustión con menos contaminantes químicos que el petróleo y el carbón? Eso es aceptable. Pero también es cierto que estas centrales emiten más contaminantes físicos, especialmente ruidos y radiaciones electromagnéticas. Los ruidos impiden dormir tranquilamente, que es un requisito de primer orden para las funciones mentales, físicas y sociales, y uno de los principales indicadores de la calidad de vida. Hay que añadir las fugas accidentales de metano que tienen estas plantas. A ello hay que sumar los posibles accidentes por explosión no sólo de la central, también de los depósitos de almacenaje aledaños.

Las centrales de ciclo combinado generan contaminantes físicos y químicos que suponen un impacto negativo en la salud de las personas y que, sin duda alguna, determina un incremento de diversos tipos de enfermedades al actuar conjuntamente con otros factores, aumentando los casos de muerte prematura.

Un estudio de la Agencia Medioambiental de los EE UU (EPA) enumera las sustancias químicas peligrosas que generan las centrales eléctricas por combustión de gas natural y dice: «A pesar de estar presentes en pequeñas cantidades, son unos tóxicos muy peligrosos para la salud humana, llegando algunos de ellos a ser considerados como agentes cancerígenos». Entre ellos cita: arsénico, cadmio, cromo, cobalto, plomo... y el benceno, que está considerado, con seguridad, un agente cancerígeno para los humanos.

¿Creación de puestos de trabajo? Sin lugar a dudas que algunos tiene que crear. Pero, en el caso concreto de Lada 5, es decir, dos grupos de 550 megavatios, cada uno desarrollará unos 40 puestos de trabajo. ¿Cuántos pierde el grupo 3? En definitiva, lo que sí habrá será traspaso de trabajadores una vez cerrado el grupo 3, señores del PP y el PSOE. Aclárense ustedes, por favor.

Lo que no parece razonable y carece de toda lógica humana por sus contradicciones son las declaraciones manifestadas en LA NUEVA ESPAÑA por el presidente del PP, Ovidio Sánchez: «El PP asturiano apoya la central de gas de Lada y rechaza la de Mieres por el nivel de polución». El señor Sánchez quiere quedar bien con todos, sin gastarse un duro, es decir: contrario a la central de ciclo combinado en Mieres y favorable a la central de ciclo combinado en Lada-Langreo. El presidente del PP en Langreo se posiciona al igual que su presidente regional y trata de convencernos de un proyecto que, al contrario que el de Langreo, «aumentaría notablemente la contaminación», al pasar de generar 40 megavatios a unos 400. Señor Martínez, ¿es que los megavatios del proyecto de Langreo tienen menos valor que los de Mieres? El grupo 3 genera 147 megavatios que se cambiarían por 1.100 megavatios del grupo Lada 5. Según usted, 400 megavatios de Mieres contaminarán más que los 40 actuales, pero los 1.100 megavatios de Langreo contaminarán menos que los 147 actuales. ¿Qué cálculos hace usted, señor Martínez? La misma pregunta es válida para el señor secretario de los socialistas en Langreo, que mantiene más o menos los mismos criterios al respecto.

Los señores Ovidio Sánchez, el señor Martínez del PP y el señor Constantino Fernández, del PSOE, deberían reflexionar sobre la incoherencia de sus razonamientos para tratar de convencernos de lo que la mayoría de los ciudadanos de Langreo y otras localidades rechazamos rotundamente: evitar la instalación de centrales térmicas, que generan grandes cantidades de contaminación e insignificantes puestos de trabajo. Los ciudadanos de Langreo necesitamos industrias para creación de puestos de trabajo, pero que sean compatibles con una buena calidad de vida: respeto al medio ambiente y a la salud de los ciudadanos y no hipotecar el futuro de las nuevas generaciones.

Esperemos que la señora alcaldesa y su gobierno hayan contrastado los posibles efectos contaminantes y dañinos para Langreo, tales como lesiones pulmonares, lluvia ácida, daños y pérdida de cultivos, contaminación en edificios. Igual no los ven por tener irritación en los ojos, otro de los muchos síntomas de la contaminación, y les obliga a mantener un misterioso silencio al respecto.

El viejo proverbio popular «la salud no tiene precio», pierde su esencia de interpretación popular cuando la salud de los ciudadanos se vende al mejor postor empresarial por un precario puesto de trabajo y tener que soportar la mala calidad ambiental que estas empresas (centrales eléctricas) generan y que lentamente deterioran nuestras vidas al tener que convivir con su agresividad medioambiental y los grandes índices de contaminación que producen. ¿Quiénes son los mercaderes de este mercado laboral?

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Luis Felgueroso Palacios es miembro de la Plataforma de Defensa del Medio Ambiente del Valle del Nalón.