Langreo / Mieres,

Aitana CASTAÑO

El pozo San Nicolás, en Mieres, fue, en 1955, el escenario de la primera visita de don Juan Carlos de Borbón, entonces Príncipe de España, a las cuencas mineras asturianas. De aquel recorrido por la mina mierense apenas quedan testimonios, aunque sí fotos, las que realizó José Manuel Pérez Alonso y que se recogen en el último libro sobre la obra del fotógrafo local. Desde entonces ha pasado más de medio siglo y cinco visitas reales a los valles carboneros. El próximo jueves, 16 de abril, tendrá lugar la sexta. Su Majestad visitará el centro de formación de Hunosa en la parcela ubicada junto al lavadero de Modesta. Las Cuencas, pese a considerarse de tradición republicana, se convierten así en uno de los enclaves de la región más visitados por el Rey de España.

Ricardo Torre, capataz jefe durante años de María Luisa y uno de los guías de Reyes en la visita realizada el 20 de mayo de 1976 a la mina langreana solía recordar que la Reina fue muy valiente dentro del pozo y que el Rey tenía una memoria fotográfica increíble. Los familiares de Torre explican una anécdota que siempre contaba: «Hubo un minero que se puso dos veces en la fila para recibir dos saludos de don Juan Carlos, cuando se le acercó por segunda vez le dijo "pero si a ti ya te saludé"». Las galerías del pozo María Luisa de Langreo vieron a un don Juan Carlos ataviado con mono azul y casco, calzando katiuskas y con un semblante joven que atendía las indicaciones de los trabajadores. En aquella visita apenas llevaba escolta y, como al régimen franquista aún le quedaban los últimos coletazos que dar, ni siquiera hubo un tumulto de gente que saliera a saludarle en las calles de Ciaño. «Algunos vecinos se asomaron a las ventanas, pero otros bajaron las persianas como protesta. Eran otros tiempos y a don Juan Carlos se le veía entonces como la continuación de un régimen que no había traído cosas buenas a esta zona», recuerda una vecina del distrito langreano. El «silencio sepulcral» de los mineros congregados en la plaza de la explotación, fue lo que verdaderamente reinó durante aquella jornada que los Reyes, años después, calificarían de «peculiar y diferente». En la misma visita a Asturias, los monarcas inauguraron la carretera de los túneles de Riaño.

Los aplausos, las banderas y el cariño tuvieron que esperar unos años, hasta mediados de los ochenta. Fue en Lena, durante la visita que don Juan Carlos y doña Sofía hicieron a la estación de tren de Fierros. Los monarcas acudieron al municipio lenense para conmemorar los cien años de existencia de la línea ferroviaria que daba paso a la Meseta. Eligio del Castillo, fotógrafo de prensa, fue uno de los testigos que, en primera línea, vivieron la visita de los Reyes de España. «Salimos en un tren especial desde la estación de Oviedo hacia Fierros. Ellos iban en un vagón y los periodistas en otro. Los servicios de seguridad nos dejaban pasar de dos en dos para hacer fotos. Llegamos a Fierros y nos bajamos. El Rey continuó hasta Busdongo y dio la vuelta conduciendo, él mismo, la máquina», explica Del Castillo.

El fotógrafo lenense relata que «cuando esperábamos en Fierros a que el Rey diera la vuelta desde León, los fotógrafos nos pusimos en las vías del tren, para poder sacar la foto de él como maquinista. El servicio de seguridad que llevaban Sus Majestades no nos quería dejar allí, nos echaban, nos decía que nos pusiéramos en un pequeño escenario que habían colocado al otro lado. Nos negamos y dijimos que si no nos quedábamos en las vías, nos íbamos. Incluso amagamos con marchar hasta que vino un militar y empezó a pedirnos que por favor no nos enfadáramos y volviéramos». Junto a Del Castillo estaban, como periodistas, el popular Jaime Peñafiel y Manuel Hernández León, fotógrafo de la agencia EFE y conocido por ser el autor de las únicas imágenes dentro del hemiciclo durante el golpe de Estado de Tejero.

Los ciudadanos de las Cuencas tuvieron que esperar hasta mayo de 1998 para disfrutar de la siguiente visita real. El baño de multitudes que vivieron Sus Majestades durante su estancia en Langreo y Mieres, donde inauguraron la factoría de Thyssen y la Ciudad Empresarial de Valnalón, fue impresionante. Los nervios y la preocupación de las autoridades locales y regionales para que «todo saliera bien» quedaron disipados en cuanto que don Juan Carlos y doña Sofía, pusieron un pie en la plaza del Ayuntamiento langreano. Miles de personas aclamaron a los Reyes. Hubo besos, aplausos, ramos de flores. Sindicalistas, empresarios y políticos aprovecharon el día para departir con el jefe de Estado. Miguel Ángel De Diego, secretario del Ayuntamiento rememora que «cuando nos anunciaron la visita de los Reyes nos encontramos un problema. No teníamos un libro de honor en condiciones, lo que había en el Consistorio era una especia de guía telefónica desvencijada. Así que se decidió encargar un ejemplar digno a las Pelayas». El resultado llamó la atención de doña Sofía.

Don Juan Carlos demostró estar al tanto de la problemática de las Cuencas y siguió con interés las conversaciones de José Ángel Fernández Villa, Antonio González Hevia y Josep Pi sobre fondos mineros. La Reina, por su parte, volvió a hacer gala de su particular interés por los problemas sociales y humanos. Doña Sofía conversó largo y tendido con el entonces concejal de IU, José Emilio Morán. El ex edil explicó a doña Sofía cómo un accidente, en «la misma mina que usted visitó hace años», le había postrado en la silla de ruedas y le explicó la intención de poner en marcha un proyecto para la construcción de un hospital de parapléjicos en Langreo similar al de Toledo». La jornada concluyó en la localidad mierense de Baíña, donde los Reyes inauguraron la cuarta factoría de Thyssen. Don Juan Carlos llegó incluso a «tirar de pala» y plantó un «carbayu» frente a Thyssen Norte, en el parterre que desde entonces es conocido como «el de los ilustres».

La última visita de Sus Majestad fue un mes de mayo y, nuevamente, en Langreo. En el año 2006, don Juan Carlos y doña Sofía visitaron la factoría de la Bayer. La imagen de la jornada, que apareció en todos los medios de comunicación, la protagonizó el propio Rey cuando una médico le tomó la tensión en la fábrica langreana. Para que las Cuencas añadan más anecdotario a sus relaciones con la realeza sólo faltan unos días. Pero eso, será otra historia.