Cabañaquinta (Aller),

David MONTAÑÉS

El mundo de la paleontología está estos días revolucionado por el posible descubrimiento en Sudáfrica de una nueva especie de dinosaurio. Resulta sorprendente el hallazgo de restos fósiles de animales desconocidos que vivieron hace millones de años, pero, hoy en día, en los ríos asturianos aún pueden haber especies que se han mantenido escondidas, cobijadas entre las rocas, logrando pasar desapercibidas para el hombre. La Real Sociedad Asturiana de Pesca está convencida de haber encontrado en un pequeño riachuelo allerano unos ejemplares de trucha de los que no se tenía ninguna referencia. Se trata de una variante con importantes singularidades que ha dejado totalmente descolocados a los expertos de la región. Un pequeño descubrimiento que también resulta sorprendente.

La Asturiana de Pesca tiene desde hace unos días en su laboratorio de reproducción de Cabañaquinta un valioso tesoro que mantiene a los federativos tan ensimismados como ilusionados. Se trata de una treintena truchas recogidas en un pequeño arroyo que desemboca en el Aller . Sus características rompen con la semblanza hasta ahora conocida de estos animales. El directivo José Cueto asegura que, «casi con toda seguridad», en las balsas de esta instalación chapotea una especie de trucha «hasta ahora desconocida».

Esta misteriosa colonia de truchas ha vivido durante décadas en un ecosistema casi cerrado, en un mundo acotado similar, guardando las lógicas diferencias, con el que muchas películas y libros retratan cuando abordan temas de aventuras imposibles en escenarios perdidos. Ángel García, unos de los encargados del laboratorio de Cabañaquinta, es en este caso el intrépido explorador protagonista de la historia. Hace tiempo encontró un pequeño arroyo en pleno monte, cuya parte superior se encontraba protegida por una salto de agua conformado por una pared de roca. La espesa vegetación apenas dejaba entrever el discurrir del pequeño río, cuya presencia era más perceptible con el oído que con la vista. Tras adentrarse curso arriba, Ángel Baizán se encontró con una importante población de truchas: «Debido a las características del cauce, estaban en una especie de recinto natural cerrado, sin poder salir al exterior», explica. Pronto notó algo extraño. Los solitarios peces parecían mimetizarse perfectamente con el entorno y, cuando los examinó más detenidamente, encontró una particularidad en común: «Tienen una pequeña mancha en forma de T en la cabeza que no aparece en el resto de la especie».

Una vez informada del descubrimiento, la Asturiana de Pesca decidió recoger varios ejemplares y trasladarlos al laboratorio de Cabañaquinta para su estudio. «Todos coincidimos en que se trata de una variante desconocida de gran belleza», explica José Cueto. Al poco tiempo de estar en cautividad, las truchas dejaron constancia de su especial condición: «Nunca hemos visto unos ejemplares con tal capacidad para mimetizarse con el entorno, ahora son prácticamente blancas, ya que la balsa en la que se encuentran es muy clara», señalan los responsables de esta instalación, un cerrado ecosistema artificial en el que la mano del hombre cuida cada detalle para lograr que los ríos asturianos sigan albergando en sus frías aguas esta especie autóctona. De momento, la nueva «trucha allerana» no tiene nombre, aunque los pescadores esperan que muy pronto se popularice dentro de este mundillo.

La intención de la Asturiana de Pesca es abrir una investigación más exhaustiva para determinar si realmente se puede hablar de una nueva raza de trucha. «Hasta ahora todos coincidimos en que nunca habíamos visto animales de estas características y en la sociedad hay pescadores con una enorme experiencia que han viajado por todo el mundo», explican los federativos. El colectivo esta ilusionado y su intención es que la colonia se reproduzca en el laboratorio de Cabañaquinta para poblar posteriormente los ríos asturianos. Desde hace aproximadamente medio siglo, la Asturiana de Pesca colabora con la Administración en la repoblación de los ríos. Inicialmente trabajaban por igual con trucha y salmón, aunque desde hace años únicamente se atiende a la primera de las citadas especies. Ahora, el equipamiento de Cabañaquinta tiene un nuevo reto, abrir nuevos horizonte para una extraña y bella variedad de trucha, posiblemente única. Todo un descubrimiento en un pequeño arroyo allerano.