Mieres del Camino,

C. M. BASTEIRO

«Si no te gusta tu vida, cámbiala». Eso hizo un día Jesús Calleja, creador del programa de televisión «Desafío extremo», que considera «el mejor trabajo del mundo». Sea o no sea cierto, lo que nadie puede negar es que este leonés es un imán de multitudes. En la charla que ofreció la noche del lunes, en Mieres, con motivo de la celebración de las XXII Jornadas Internacionales de Montaña, Calleja llenó hasta los topes el auditorio Teodoro Cuesta y dejó al público con ganas de más charla. Que nadie se asuste porque Calleja, buen aventurero y mejor comunicador, seguirá en Asturias para grabar su próximo desafío, que comenzó a preparar ayer y tendrá como escenario los Picos de Europa.

La vida de Jesús Calleja dio un giro de 180 grados en 2005, «cuando logré mi primer ocho mil». En cuanto descendió de la cima del Cho Oyu se puso a preparar el sueño de su vida: «Coronar el Everest». De esta forma, «me puse a buscar patrocinadores como loco y, por fin, logré que me apoyaran. Llevaba encima más de 15 pegatinas», explica con mucho sentido del humor. Cuando descendía del Everest se dio cuenta «de que no podía volver a mi vida normal, yo necesitaba ser aventurero, no podría trabajar ocho horas y estarme quieto».

Así nació «Desafío extremo», el programa de aventura por excelencia de la cadena Cuatro. Durante todo este tiempo cuenta con el apoyo de la Junta de Castilla y León, pero llegar a la televisión fue un vía crucis. «Cogí los DVD que grababa en las expediciones y recorrí todas las cadenas de España». Por fin, en Cuatro, «alguien se fijó en mí, alguien que veía a las personas, y me ayudaron a sacar adelante el proyecto».

Entre risas, recuerda que «llamé a Emilio, el amigo de la pandilla que mejor grababa, y le pregunté si quería ser mi cámara, pensaba que me había dado un golpe». Así comenzó el programa que cambió su vida por completo. «Queríamos que fuera auténtico, así que no permití que se me impusiera un equipazo de televisión. Desde entonces sólo vamos mi hermano Quique, Emilio con la cámara y yo».

El aventurero reconoce que «siento que tengo el mejor trabajo del mundo, que hago lo que más me gusta y, además, me pagan. Sé que renuncié a muchas cosas, pero para mí el mejor momento de mi vida fue llegar al Everest y quiero seguir teniendo muchos ratos así».

Las dificultades que atraviesa con sus desafíos son su combustible: «En ese momento estás tan centrado que no te das cuenta, pero a finales de año siempre encuentras al menos seis situaciones en las que has estado a punto de morir». Actualmente, Jesús Calleja y su equipo se pasan «ocho meses de expediciones y hacemos de todo, montaña, rallies o buceo».

El aventurero leonés afirma que lo mejor de sus aventuras es «la cantidad de gente que conoces». No en vano, tiene adoptados tres nepalíes en León y habla su lengua con fluidez. «Son gente muy buena, muy honesta», comenta. Entre el público, alguien le pregunta por su expedición con Zapatero. Reconoce que «nos acompañaba gente de Moncloa, que procuraba no sacar nada contraproducente en el programa, pero fue un gran compañero de viaje, está en forma».

Para cerrar el acto, Calleja recogió un obsequio de manos de la organización de las XXII Jornadas Internacionales de Montaña y saludó, de antemano, al resto de participantes que se sucederán en el encuentro. Ayer le tocó el turno al alpinista italiano Simone Moro. Esta tarde, a partir de las ocho, en la Casa de Cultura de Mieres, las jornadas rendirán homenaje al fallecido Alfredo Fernández Fernández, y, mañana, también en Mieres, el encuentro se cerrará de la mano de los hermanos Iker y Eneko Pou.