Imagínense ustedes que tienen que hacer frente a una delicada situación económica. Imagínense, por ejemplo, que dentro de un par de meses tienen que ingresar una determinada cantidad en el banco para pagar una parte de la hipoteca del piso, y que, llegado ese momento, no han sido capaces de reunir el dinero necesario. Podrán, sin duda, argüir docenas de excusas: desde que les salieron mal las cuentas hasta que perdieron el dinero, o cualquier otra que se les ocurra, pero difícilmente podrán refugiarse en el desconocimiento, pues hay plazos inexorables que se cumplen con la misma precisión con la que las hojas de los calendarios van desgranando su ciclo mensual.

Algo similar está sucediendo en la actualidad con el problema de la falta de dos cardiólogos en el Hospital Valle del Nalón. Cuando los responsables del mismo aducen que se debe de una parte a una jubilación y de otra al concurso de traslados, están reconociendo su falta de previsión para hacer frente a una contingencia mucho más delicada que la escasez de recursos ante un pago bancario.

Son varias las excusas que se ponen a funcionar en este caso: «númerus clausus» de la Facultad de Medicina o la apertura de hospitales en diversas comunidades autónomas, si bien todas ellas podrían reducirse a una sola: el robo de cartera. Una sisa que, desde hace tiempo, se viene practicando de modo regular desde la administración sanitaria, lo que demuestra que algunos responsables políticos prefieren el color verde de los billetes al sonrosado de la buena salud de los pacientes.

Y por si aún faltara por echar más árnica en este delicado asunto -según un refrán, la delicadeza hunde sus raíces en el corazón de quien la cultiva, por mucho que en este caso la parcela del corazón esté falta de cuidados-, el gerente del centro sanitario asegura que se tardarán tres meses en normalizar la situación. Dicho de otro modo, que hasta dentro de noventa días no nos van a devolver la cartera, que, como es natural, vendrá con algunos agujeros, a causa del hurto.

Recordando unas palabras de Einstein: «El problema del hombre no está en la bomba atómica, sino en su corazón», tal parece que durante una temporada vamos a tener que rezar para que aurículas y ventrículos no se pongan en huelga, y para que la sangre realice, al menos, las imprescindibles labores de mantenimiento.

Como siempre, no faltarán algunos que tildarán de excesivo alarmismo las quejas de los usuarios del Valle del Nalón ante la ausencia de batas en el departamento del Cardiología. Si bien, y también como siempre, quienes opinan así son aquellos a quienes nadie roba nunca la cartera, y que, por tanto, pueden permitirse el lujo de reponer sus cañerías interiores, si fuera necesario en algún momento.

«Corazón / corazón / no me quieras matar corazón/», es una letra que todos tarareamos alguna vez. Lo que entonces no sospechábamos era que, pasados los años, esa música iba a seguir acompañándonos -a veces, una vida, por larga que sea, se concentra en un solo instante-. Y, además, que música y letra se iban a convertir en una canción explosiva. Todo ello, contando con que nos devuelvan pronto la cartera, pues, de lo contrario, algunas personas no podrán volver a entonar nunca más el famoso estribillo.