Mieres del Camino,

Julio VIVAS

Salir de forma ordenada, asignar un responsable que se encargue de cerrar puertas y ventanas, cubrir las rendijas para que no entre el humo y, ante todo, transmitir tranquilidad al resto. Estas son algunas de las pautas que tienen que seguir los alumnos a la hora de ejecutar un plan de evacuación ante un incendio o cualquier otro suceso de similares características en su centro escolar. Los estudiantes del Colegio Prau Llerón-Clarín, de Mieres, pusieron a prueba el protocolo recientemente. Su directora, Amparo Rodríguez, explicó la importancia de esta iniciativa «sobre todo para concienciar a los más pequeños, porque nunca sabes cuándo te vas a ver en una de estas circunstancias».

El simulacro contó con la ayuda de los Bomberos de Asturias con base en La Morgal y el centro de coordinación de emergencias del 112-Asturias, que estuvieron en todo momento atentos al desarrollo del plan de evacuación con la intención de asesorar al personal del centro y analizar posteriormente su actuación. Además, los bomberos hicieron una demostración ante los alumnos sobre el manejo de extintores, entre otros medios contra el fuego, así como una espectacular exhibición de la salida de espuma anti-incendios en el patio.

La evacuación, según destacó Amparo Rodríguez, «salió bastante bien. Conseguimos desalojar el centro en cinco minutos y once segundos, mientras que el desalojo por planta tardó poco más de dos minutos». Un tiempo satisfactorio, a pesar de que los niños desconocían cuándo se iba a producir el simulacro. «Los profesores les dieron unas pautas un día antes, pero no dijeron nada más», señaló la directora del centro educativo.

El protocolo de actuación se inició con la voz de alarma, que se dio a través del sistema de megafonía. Después, la coordinadora avisó al 112-Asturias por teléfono advirtiéndoles del suceso y poniendo así en marcha el sistema de emergencias. Más tarde tuvo lugar el desalojo por plantas, que empezó por la primera. Una vez evacuada, se dio aviso por silbato a la segunda para que iniciasen el descenso. «Los niños lo hicieron de forma muy ordenada, aunque es normal porque ya están acostumbrados», explicó Rodríguez. Tras el simulacro, el análisis. En él, los bomberos, que habían estado colocados por plantas para comprobar que todo se hacía de acuerdo al plan de evacuación, tan sólo pusieron alguna objeción, como olvidarse de cerrar alguna de las puertas. Por otro lado, mostraron su sorpresa porque los niños «estaban muy organizados».