Poco queda por decir de todo lo que se nos viene encima, corroborado ya en el Consejo de Ministros del pasado jueves día 20.

Funcionarios más pobres, y pensionistas literalmente congelados. Como siempre sucede, las capas intermedias de nuestra sociedad resultan las más perjudicadas en los más variados aspectos.

A todo ello se puede añadir el vaya usted a saber cuando se podrán concluir obras de primera necesidad en Asturias, que van a sufrir un evidente parón, demoras, o cancelaciones definitivas, a la espera de que el panorama despeje. Por lo tanto la cosa va a ir para largo, sin final previsible.

Como somos el país del cachondeo permanente, y aunque todos los indicadores se han disparado, en algunos de los casos no parece existir una profunda preocupación. Se supone que son los del riñón forrado, con posibles a la vista, o los clásicos indolentes que esperan a que los demás les saquen les castañes del fueu.

Pasa un poco como cuando se implantó el IVA, que hasta se hicieron canciones jocosas sobre ello. La rebaja de Paco, y sus consecuencias llegaron después.

Ahora, y aunque falten un par de meses para los «efectos secundarios» se hagan notar, los llamados agentes sociales tocan a rebato, porque ya le han visto las orejas al lobo, y por fin se deciden a plantar cara a la situación. Un poco tarde, diría uno.

A estas alturas no me voy a meter en berenjenales de quien tiene la culpa, si el Gobierno, el capital, la globalización, las constantes corruptelas de la mayoría de los que tocan el pelo del poder...

Lo preocupante -insisto- no es otra cosa que los paganos van a ser -como siempre- las clases más desfavorecidas. Por mucho edulcorante que le quieran añadir a la cosa, millones de españoles -que muchos ya lo tenían más que chungo- se van a encontrar de repente con un sueldo menguado, que ya era justito, y los otros con él congelado, y , claro está, los precios seguirán con su espiral de «adecuaciones», con el añadido de un 2% del IVA, con lo cual resulta fácil deducir todo lo que va a pasar.

Nos piden sacrificios, pero resulta lógico que dieran ejemplo, y lo hicieran ellos, ¡pero que va! El ajuste para la tropa, para ellos aunque la mayoría no lleguen ni a chusqueros, a seguir con la dolce-vita, y a vivir que son dos días.

Y para terminar, otro «ajuste», el de Venturo XXI, otro escaqueo más de los responsables del tinglado de los chiringuitos para amiguetes, 73 empleos perdidos, balones a la grada, y aquí nunca pasa nada, por que la culpa sigue siendo soltera.