Y consecuentes tormentas con rayos y truenos, además en coincidencia con los días de San Fernando y Santa Rita, propensos a estos fenómenos. Así que lo práctico va a ser lo que hace una conocida mía, que a los primeros síntomas se mete debajo de la cama bien tapada y a esperar que escampe.

Pienso que a estas alturas la única solución para no entrar en depresión profunda o permanente desasosiego, que no lo arreglan ni kilos de Fluoxetina, el remedio va a ser la desconexión total de las noticias de cualquier tipo que nos llegan.

Uno va leyendo, y recopilando datos, y cada día que pasa sufre un sofocón más. Para llegar a la situación actual a la que nos llevó este Gobierno -de lo más nefasto en la historia de España- con dos últimos años para olvidar, y que se ha quedado en absoluta soledad en el Pleno del ajuste, tan sólo hay que fijarse en algunas de las barbaridades que cometió, con alegrías inexplicables. De los 48.000 millones de euros gastados durante el año 2009, alguno realmente ha sido kafkiano.

Cito alguno como breve muestra: 7,5 millones para la cúpula de Barceló en Ginebra, 40 millones a los Sindicatos -así están de callados-, ayudas a proyectos delirantes a países diversos, el cheque bebé para todo el mundo igual, lo mismo para los más necesitados, que a una nieta de Botín o Bono. Por cierto, Aznar va a tener otro nieto, a ver si tiene suerte y nace antes del 1 de enero. Sigo con las cuentas: cientos de millones en cambiar aceras nuevas, y otros 30 para carteles que lo anunciasen; ayudas para coches, cuando la gente lo que quiere es sencillamente comer; las ocurrencias de la «miembra», o el esperpento de estos días atrás de un sevillano-Chaves -con cascos para escuchar a un cordobés, Montilla-, que nos costo siete mil euros.

Otra copsa son los coches de alta gama, que los utilizan hasta para ir al baño. Por las Cuencas no andamos mal servidos, con el Audi de don Luís María y el Peugeot de Doña Esther. Sería deseable que tomasen buena nota del Gobierno inglés, que a partir de ya, desde el Primer Ministro hasta los demás altos cargos, cada cual debe de buscarse la vida para sus desplazamientos. ¿Aquí? Con chofer en perfecto estado de revista.

El Gobierno ahora, cuando le apretaron las tuercas, está agobiado con el descalabro del déficit de un 11,4%, cuando debería rondar el 3%, utilizando el «tira que libres», y constantes rectificaciones que hacen sentir vergüenza ajena, y nula confianza en un gobierno que perdió el norte, y que parchea o rectifica, sin ningún tipo de coordinación entre ellos mismos.

Todo un enredo que nadie sabe como va a acabar y una nación entera en permanente estado de cabreo. Cabreo que se agudizará mucho más cuando las medidas anunciadas entren en vigor.

La próxima nube -dicen- nos traerá el copago sanitario, la subida del IRPF y todo lo que se les ocurra para un nuevo giro de tuerca a los más débiles.

Mientras el sistema democrático dependa de personalismos o iluminados que se creen caudillos, lo tenemos crudo. Primero fue el dedo divino de Aznar y ahora taza y media con el de León.

Lo dicho, voy a intentar abstraerme de todo, igualito que hace la Corona, pese a los nueve millones de euros que nos cuesta a los contribuyentes, lo que me hace dudar de para que sirven algunas cosas. Bueno, lo cierto es que ya lo sabía.