Durante la regencia de María Cristina y el reinado de Alfonso XIII se crearon en España 214 nuevos marquesados, 167 condados, 30 vizcondados y 28 baronías, la mayor parte de los que recayeron en Asturias sirvieron para dar lustre al éxito económico de las familias que los iban a ostentar y así representantes de los Fernández Duro, los Tartiere o los Herrero, ingresaron en la nobleza de la noche a la mañana. El primero de estos títulos que se concedió en el siglo XX en nuestra región fue el condado de Mieres, creado el 16 de marzo de 1911 para Manuel Loring Martínez Heredia, director de la Fábrica que había hecho crecer su suegro Numa Guilhou.

A Manuel Loring le tocó dirigir la empresa en su mejor época, cuando, aprovechando que la I Guerra Mundial paralizaba la producción de toda Europa, España multiplicó la suya, luego vinieron mal dadas y el aristócrata falleció exiliado en Bayona en 1937.

El segundo conde de Mieres, también se llamaba Manuel Loring, pero lógicamente le seguía el apellido Guilhou. Era licenciado en derecho y dirigió varias empresas fuera de Asturias; para la crónica rosa hay que citar su matrimonio con Ana María Martínez de Irujo, hermana de Luís, el primer marido de la actual duquesa de Alba.

El tercer conde de la saga conservó a su vez el nombre de Manuel Loring, seguido en su caso por el Martínez de Irujo; recibió el título en 1976, dos años después de la muerte de su padre y mantuvo su relación con Mieres a través de la asociación Norte Joven; dejó este mundo el 5 de abril de 2008, cuando contaba 61 años

Actualmente, el cuarto conde es Manuel Loring, con el mismo nombre, para no perder la costumbre y de segundo apellido Díaz de Bustamante, también economista y también relacionado con el mundo empresarial, pero como esta página se dedica a contarles cosas de atrás, no me voy a extender en los detalles del presente ni en los eventos que, a pesar de la discreción de esta familia, de vez en cuando pueden seguir ustedes por la revista Hola. Hoy quiero pararme a explicarles quienes fueron los primeros Loring, porque creo que los mierenses tenemos derecho a saber el origen de los que pasean nuestro nombre por el mundo y de paso porque su historia es curiosa y merece la pena dedicarle unos minutos.

En el año 2006, Emilio Olías y Andrés Barrado, de la Universidad Carlos III, presentaron una ponencia en el IV Congreso Ferroviario de Málaga sobre los antecedentes del ferrocarril Málaga-Córdoba en la década de 1860 y de paso sobre la vida de George Loring, que fue uno de sus impulsores. Por ellos supe que Loring es un apellido originario de la Lorena francesa, que de allí pasó a Inglaterra y luego a América y por último una de sus ramas volvió a España para extenderse por la península y sus colonias, jugando un papel importante en la industrialización andaluza.

El miembro más antiguo de la saga al que podemos remontarnos se llamaba Thomas y fue un granjero que nació en 1575 en Axminster, una pequeña localidad inglesa ubicada en el límite oriental de Devon sobre una colina que domina un río que va a desembocar al Canal de la Mancha. Tiene cierta fama porque allí se produce desde el siglo XVIII un tipo de alfombras que goza de fama entre los entendidos.

Thomas Loring emigró a Hingham, un pueblecito de Plymouth, en Massachussets, una de las colonias que Gran Bretaña poseía en la costa este norteamericana. Hingham está al sur de Boston, cerca del lugar en el que iba a comenzar años más tarde la lucha de los independentistas y lleva el nombre de la ciudad inglesa de la que procedían la mayor parte de los pioneros que la fundaron. Allí se mantuvo la familia varias generaciones y en la quinta nació el 18 de noviembre de 1771 el personaje fundamental en nuestra historia: George Loring James.

George, o Jorge si lo prefieren, tras estudiar en el Harvard College y trabajar como tonelero, decidió convertirse en capitán de barco y establecerse en Málaga. Llegó a la ciudad andaluza en 1810, sin importarle que España estuviese en plena Guerra de la Independencia contra el francés, y hasta cabe la posibilidad de que escogiese este destino precisamente por las posibilidades económicas que siempre ofrece cualquier contienda a quien sabe aprovecharse de la situación; aquí volvió al negocio de los toneles y cuando llegó la paz ya había adquirido los conocimientos y la infraestructura suficientes para dedicarse intensamente a la exportación de productos agrícolas y mineros y especialmente la uvas pasas y los vinos generosos de aquella zona, que dio a conocer por América.

Poco después ya tenía el dinero necesario para entrar en el mundo de las finanzas y convertirse en agente del prestigioso banco Baring Brothers & Co. de Londres, que en aquellos años fue el intermediario de la mayor operación inmobiliaria de la historia, la venta de Luisiana realizada por Napoleón Bonaparte a los Estados Unidos; para que se hagan una idea, este territorio abarcaba siete estados completos de Norteamérica, partes de otros muchos e incluso dos provincias completas de lo que hoy es Canada.

En 1817, siendo ya un hombre rico, se casó con María Rosario Oyarzabal Herrera y juntos tuvieron diez hijos, aunque tres de ellos fallecieron en el momento de su nacimiento. El tercero se llamaba Jorge Enrique Loring, nació en 1822 y fue otro destacado financiero que figura entre los fundadores del Banco de Málaga, interesado por las cosas de su tiempo, invirtió parte de su fortuna en el proyecto impulsado por Manuel Agustín Heredia para construir el ferrocarril que iba a enlazar Málaga con Córdoba.

Se casó en 1850 con la hija de su socio, Amalia Heredia Livermore, una señorita cuyo estilo de vida era el paradigma del lujo que vivían las familias adineradas de la costa andaluza. En su viaje de bodas, que duró seis meses, recorrieron toda Europa y luego su residencia se convirtió en un lugar famoso por su biblioteca y sus colecciones de botánica y arqueología que hoy forman el «Museo Loringiano» y puede visitarse en el Jardín Botánico de la Concepción.

Jorge Enrique también destacó por su actividad cultural, fundó el Correo de Andalucía y su generosidad en la epidemia de cólera que asoló el sur de España en el invierno de 1854 fue recompensada con el título nobiliario de marqués de Casa Loring. Tras la revolución de 1868 el matrimonio se trasladó a Madrid y allí establecieron relaciones con lo más granado del capitalismo y la política nacional a los que en algunos casos lograron introducir en su familia.

Tuvieron ocho hijos, cuatro hombres y cuatro mujeres, Amalia, una de ellas, fue la esposa de Francisco Silvela, personaje fundamental en la restauración borbónica que llegó a ser presidente del Consejo de Ministros de España y entre los hermanos estaba Manuel Loring Heredia, que se unió a Ana María Martínez Montes y fueron los padres del primer conde de Mieres.

Si llegados a este punto se preguntan cómo se produjo, la relación de los Loring con los Guilhou, debo aclararles que la familia de don Numa también practicaba la política de aprovechar los enlaces matrimoniales para mejorar sus relaciones, algo que por otra parte fue moneda corriente entre la aristocracia española de dinero o de sangre.

Numa Guilhou tuvo un hijo, Ernesto, que murió pronto, por lo que le heredaron sus dos hijas: Jacqueline, se casó con Luis Pidal y Mon, marqués de Villaviciosa de Asturias, un título creado en 1892 y que por lo tanto también era moderno, pero que representaba a la casa más influyente de Asturias; Marta, su hermana, fue quien se unió con el joven ingeniero Manuel Loring, que se puso al frente de la Fábrica de Mieres, uniendo el dinero de la siderurgia y la minería asturiana al que el aportaba desde la banca, el ferrocarril, las bodegas y otros negocios de diferente índole. Manuel era nieto del marqués de Casa Loring, pero el título no recaía sobre él, de modo que el rey Alfonso XIII le concedió el título de Conde de Mieres de Camino en atención a sus méritos empresariales, aunque debo decir que Marta Guilhou ya tenía su propio título porque aquel era su segundo matrimonio y traía del primero el de condesa de Benahavis.

La viuda también aportaba un hijo a aquel enlace: Ricardo Heredia y Guilhou; efectivamente, vuelvan a leer unos párrafos atrás para ubicar este apellido. Ricardo se casó a su vez con Victoria Eugenia Armada Ulloa, la hija del conde de Revillagigedo?, pero creo que por hoy ya está bien. Si han logrado llegar hasta aquí, les doy las gracias por su paciencia.