De la misma opinión es Carlos Carrizo, estudiante del Bachillerato nocturno en el IES Jerónimo González, en Langreo. Su objetivo es el mismo que el de Espeleta, pero las razones son distintas. Carrizo se matriculó en el instituto de Sama cuando «la cosa se puso muy fea» en su empresa, Alas Aluminium, que ahora tiene regulados de empleo a la mayoría de sus trabajadores. «Me di cuenta de que tenía que mejorar el currículum, por si acababa en el paro, y que tenía que ocupar el tiempo para no pensar mucho en los problemas de la empresa», explica este langreano de 30 años. Retomó los estudios en el punto donde los había dejado hacía 10 años. Escogió la rama de Ciencias Sociales y aún sabe si continuará su formación en la Universidad.

El IES Jerónimo González es el único que ofrece estudios nocturnos en la comarca del Nalón. Los responsables de esta opción de Bachillerato están notando que muchos desempleados regresan a las aulas y que «cada día vienen más alumnos que en su día hicieron un módulo de grado medio y ahora deciden continuar los estudios al no poder acceder a un puesto de trabajo». Intentan ser más competitivos en el mundo laboral. La jefa de estudios del Bachillerato nocturno en Langreo, Rosa González Lastra, pone como ejemplo a «una alumna que es auxiliar de enfermería, ahora está al paro y quiere ser enfermera y por eso se ha matriculado en el instituto». También hay estudiantes que vienen «de ciclos de grado medio de peluquería o de actividades relacionadas con el metal o la construcción».

El IES de Sama tiene 90 alumnos en el nocturno, que sumados a los de Mieres hace que esta opción tenga más de 200 estudiantes en las comarcas mineras. Para poder matricularse hay que tener mas de 18 años, edad que superan con creces los «nuevos» alumnos.